El albañil que llegó a ministro

C.M.
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El pasado 18 de septiembre se recordó el nacimiento de un albañil que llegó a ser secretario general de la Federación de la Edificación de UGT, presidente de UGT y ministro de Industria y Comercio, y de Trabajo y Previsión Social.

En una caja, conservada en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca, en cuya etiqueta no se especificaba el contenido se hallaron las memorias de uno de los principales dirigentes de la UGT que, cosas de la historia y sus olvidos, ha permanecido en una suerte de injusta amnesia.

Para subsanar esta desidia y con el fin de recuperar el pensamiento escrito de un toledano que «hizo mucho por los trabajadores» de su tiempo, la Fundación Anastasio de Gracia-FITEL ha editado ‘Anastasio de Gracia. Memorias de viajes y propaganda (1922-1925)’, publicación que se presenta este miércoles día 23, a las 19,30 horas, en la Biblioteca regional.

Un trabajo, coordinado por José María Uría Fernández, que pone de manifiesto la «titánica» labor desarrollado en la expansión de la organización sindical por todo el país. Sólo reseñar que en tres años viajó por más de 125 localidades y que cada viaje quedaba reflejado en los informes que De Gracia presentaba al Comité de la FNE-UGT. Documentos, hay que decir, que huyen de la frialdad habitual en este tipo de menesteres.

De su puño y letra, quien pasó de trabajar como albañil en la construcción a ocupar las carteras de ministro de Industria y Comercio y de Trabajo y Previsión, ambas con Largo Caballero, relata no sólo su labor sindical sino también «sus impresiones y reflexiones personales» nacidas en la visión de un país que, como a otros muchos, le relegó.

Nacido en el municipio toledano de Mora en 1890, Anastasio de Gracia Villarrubia se retorna ahora -tras un primer acercamiento en la publicación editada en 2011 con cerca de medio centenar de archivos públicos y privados- casi en primera persona en un volumen que acredita el alto perfil de quien se adelantó a su tiempo fijándose en la importancia de la vinculación internacional.

Así, y sin apenas formación en idiomas, De Gracia no dudó en pasar, por ejemplo, 23 horas en un tren para llegar a París, ni en participar en los distintos congresos que sobre Edificación y Construcción se celebraron en Estocolmo, Bruselas, La Haya o Viena. Allí encontró, según él mismo cuenta, la ayuda de los compañeros italianos en los pormenores de la traducción. Estos apuntes, referidos tanto al ámbito organizativo como a los aspectos más cotidianos de su quehacer ofrecen, en definitiva, una lupa sobre la que mirar la vida de esa España en la que él destacó como valedor de «las condiciones laborales de los trabajadores» que, a su juicio, debían regirse por el principio de igualdad internacional. No hay que olvidar que este toledano ocupó el cargo de secretario general, con tan sólo 31 años, de la Federación Nacional de Obreros situándola como referente organizativo de la Unión General de Trabajadores.

Militante en la UGT y en el Partido Socialista Obrero Español, al proclamarse la Segunda República obtuvo un escaño por la circunscripción de Toledo en las elecciones de 1931 siendo designado delegado del Gobierno en el Canal de Lozoya. Dos años más tarde volvería a obtener un escaño en el Congreso por la circunscripción de Madrid, y en las de 1936 lo lograría por la de Granada.

En el gabinete que, entre el 4 de septiembre y el 4 de noviembre de 1936, presidió Largo Caballero ocupó la cartera de ministro de Industria y Comercio pasando en el siguiente gobierno a ocupar la cartera de ministro de Trabajo y Previsión hasta el 17 de mayo de 1937. En el siguiente gabinete, presidido por Juan Negrín fue Comisario General de Armamento. De Gracia fue, además, presidente de la Unión General de Trabajadores entre 1934 y 1938. Al terminar la guerra se exilió a México, donde murió a los noventa años de edad.

Con esta publicación, la Fundación AGFITEL cumple con su cometido de recuperar y difundir la historia de los personajes y líderes más destacados de los sectores del Metal y la Construcción de la Unión General de Trabajadores durante la Segunda República y la Guerra Civil.