El Consejo de Gobierno podría aprobar hoy mismo el nuevo pliego de condiciones del proyecto del nuevo hospital de Toledo, en el barrio de Santa María de Benquerencia. La resolución de las alegaciones, cuya comunicación llegó ayer a las partes interesadas, es el mejor indicio posible de la reactivación del proceso, que lleva varado demasiado tiempo.

Y es que, si se suma el periodo de inactividad que sufrió la obra en la recta final del anterior Gobierno socialista, y el proceso de, según palabras del propio consejero de Sanidad, José Ignacio Echániz, «reorientación y redimensionamiento» al que ha sido sometido el proyecto en la actual etapa ‘popular’, estaríamos hablando de una excesiva espera para una infraestructura sanitaria que se empezó a construir en 2007.

Así, siete años después, el bautizado como Hospital General Universitario de Toledo puede afrontar en breve su etapa definitiva de cara a ser una realidad y no sólo una enorme obra parada.

El pliego que hoy puede ser aprobado por el Consejo de Gobierno contendrá las claves para llevar a término el hospital, un proyecto que se ha reconducido bajo la fórmula de la gestión público-privada.

Y es que, a falta de conocer los detalles del pliego, la empresa que resulte adjudicataria de la construcción del edificio también podría tener la obligación de mantener la infraestructura y prestar diversos servicios como limpieza, seguridad, jardinería, lavandería y la gestión de las zonas  comerciales tales como: aparcamiento, cafeterías, máquinas expendedoras, cajeros automáticos y cualquier tienda que se quiera instalar.

El hospital, como ha manigestado en varias ocasiones José Ignacio Echániz, contará con 25 quirófanos, 700 camas y el mejor equipamiento médico. Las dimensiones del nuevo centro sanitario superarán las del Hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid.

Según calcula el Sescam, cuyos técnicos han sido los encargados de elaborar el pliego de condiciones para la adjudicación de la obra, el nuevo Hospital de Toledo creará más de 1.000 puestos de trabajo directos durante los dieciocho meses que tienen previsto que dure la obra, que pueden sumar hasta 1.800 personas distintas en todo el periodo.

A este importante número de empleos se une la estimación de otros 900 empleos indirectos, con personal de servicios o proveedores locales, por lo que, en total, esta obra puede generar unos 3.000 empleos en la capital de Castilla-La Mancha.

El nuevo hospital contará con una superficie construida de, aproximadamente, 262.000 metros cuadrados (100.000 menos que el proyecto inicial de los arquitectos Álvaro Siza y Antonio Sánchez-Horneros), y se caracterizará por ser un hospital de alta resolución diagnóstica y terapéutica, y por basarse en un modelo de atención integral al ciudadano, para lo que dispondrá de los recursos tecnológicos, sanitarios, de información y comunicación de última generación.