El Greco que fue de Nambroca y está en Canadá

J. Monroy | TOLEDO
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Antonio Martín Salamanca descubre el origen del San Francisco de Asís que se vendió en 1927 por 60.000 pesetas para financiar las obras de la parroquia de la localidad toledana

El Greco que fue de Nambroca y está en Canadá

San Francisco de Asís es el personaje que más se repite en los cuadros del Greco y su estudio. Se han catalogado hasta cien obras con el símbolo de la contrarreforma. Unas veinticinco llevan la firma del cretense, mientras que el resto son colaboraciones del taller o copias al maestro.

San Francisco de Asís y el hermano León meditando sobre la Muerte es uno de sus trabajos más repetidos. Uno de ellos, el que estuvo en Nambroca hasta principios del siglo XX, sí está autografiado, y sirvió de ejemplo para otras copias. Ahora se encuentra en la National Gallery of Canada, situada en Ottawa. En el lienzo, San Francisco se representa como un anacoreta penitente en meditación, como lo exigían los cánones artísticos de la Contrarreforma. Se encuentra arrodillado y sosteniendo una calavera meditando sobre la muerte en su retiro en el monte Alvernia (Arezzo, Italia). A sus pies encontramos al hermano León, en actitud orante.

La historia de cómo el San Francisco de Asís y el hermano León llegó a Canadá es ya conocida. Lo que hasta ahora se desconocía es cómo había el lienzo apareció en Nambroca. Recientemente, el estudioso Antonio Martín Salamanca ha descubierto con sus investigaciones en el Archivo Histórico que este fue una donación póstuma de Eugenio de Quesada.

Martín Salamanca ya había estudiado en su Biografía de Nambroca la historia de la villa donde narraba las vicisitudes de la venta del cuadro. Su última aportación a la historia del pueblo toledano ha siso este descubrimiento del origen del que fuera su Greco.

Este lienzo de San Francisco de Asís estuvo situado durante dos siglos y medio en el retablo de la capilla mayor de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Purificación. Según cuenta el historiador, los regidores de la villa Blas Alonso de Huerta Juan Ortiz de Montalbán idearon el retablo junto a varios de sus herederos y unos labradores, en nombre de los demás vecinos de la villa, el 8 de enero de 1679. Fue Juan Gómez Lobo el que se comprometió a labrarlo en blanco, de madera de Cuenca de  buena calidad. Una madera que se aportarían Eugenio de Quesada y Matías Ballestero. El retablo se tenía que hacer en dos años por trece mil reales de vellón, que se pagarían en cuatro años.

Cuando el 10 de febrero de 1684 falleció en Nambroca Eugenio de Quesada, recibió sepultura en la capilla de Nuestra Señora de las Angustias de la mencionada iglesia parroquial, bajo el altar, junto al cuerpo de su mujer, Ana Barúa. Quesada dejó cientos de misas para él, su mujer, sus padres y hermanos, donativos y una capellanía. Y mandó, según ha descubierto Martín Salamanca, que en el altar de la Virgen se colocaran dos pinturas en lienzo, una de San Pedro de Alcántara, y la otra este San Francisco del Greco. Medía 1,68 por 1,02 metros y estaba firmado en cursiva griega por el autor cretense.

La venta. Dos siglos y medio después, en 1927, la torre de la iglesia se había desmoronado parcialmente, causando varios desperfectos, advierte el investigador, en la nave central. Los gastos de la obra pudieron ser cubiertos gracias a la obra del cuadro original del Greco cedido por Eugenio de Quesada. Francisco Vargas Rojo, sacerdote de la localidad en 1927, vendió el lienzo por sesenta mil pesetas a un anticuario de Madrid llamado Linares. Este a su vez hizo lo propio al poco tiempo a Tomas Harris de Londres. Finalmente, la National Gallery of Canada, donde actualmente es el máximo exponente del arte barroco, y se encuentra rodeado de un Rubens (El entierro de Cristo, copiado del original de Caravaggio de los Museos Vaticanos), un Rembrandt (Betsabé), y cuadros de Annibale Carracci, Bernini, Guercino y Nicolas Poussin.