«Cuando me conceden un premio, dudo de mí mismo. Pero si me declaran persona non grata, sé que tengo razón». La frase es de Juan Goytisolo, uno de los grandes de la narrativa nacional, siempre crítico e incorrecto en sus declaraciones, al que el Premio Cervantes situó ayer en la cumbre de las letras en español.
El escritor catalán (Barcelona, 1931) nunca se ha interesado por los galardones y, cuando en 2008 sumó el Premio Nacional de las Letras al Octavio Paz de Literatura (2002) y al Juan Rulfo (2004), aseguró que este último reconocimiento no le daría especial alegría.
«A mi edad, los galardones no hacen ilusión, son para gente joven», apuntó. «Por eso no me presento a ninguno. No sé si son importantes o no, yo vivo muy al margen de todo esto», añadió. Y de hecho, lo hace desde la distancia mental pero también física, en la ciudad marroquí de Marrakech, donde a la muerte de su esposa, la novelista francesa Monique Lange, fijó en 1996 su residencia. Precisamente allí lo llamó ayer el ministro de Cultura, José Ignacio Wert, para comunicarle que era el nuevo Premio Cervantes. Y parece que, ahora sí, se mostró agradecido.
Así, a punto de cumplir 84 años (el próximo mes de enero), el narrador más importante de la Generación de los 50 se alzó con el galardón más destacado de las letras patrias; el broche de oro a una vida dedicada a la creación.
Interlocutor entre la cultura europea y la islámica e intelectual crítico además de escritor, de él destacó el jurado «su capacidad indagatoria en el lenguaje», sus «propuestas estilísticas complejas» y «su apuesta permanente por el dialogo intercultural».
El Cervantes está dotado con 125.000 euros y lo concede anualmente desde 1976 el Ministerio de Cultura como reconocimiento a toda la obra de un autor. Goytisolo será el primero en recibirlo de manos del Rey Felipe VI, el próximo 23 de abril, fecha en la que, coincidiendo con la conmemoración de la muerte del autor de El Quijote, se entrega cada año el premio en el paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.
GENERACIÓN DE LOS 50. Goytisolo está considerado el mejor autor de la Generación de los 50, esa conformada por hijos de la Guerra Civil española (1936-1939) que unieron sus reivindicaciones sociales a la preocupación por el lenguaje y la reflexión filosófica.
Su carrera literaria comenzó oficialmente hace 60 años, cuando en 1954 publicó Juegos de manos, una novela en la que presenta a un grupo de jóvenes procedente de familias acomodadas que se embarca en actividades delictivas en la inmediata posguerra.
No había cumplido aún 22 años cuando la escribió, pero lo cierto es que llevaba ya tiempo embarcado en la literatura: comenzó a redactar con siete u ocho años y hacia los 15 ya escribía tres obras por verano.
Antifranquista acérrimo, partió a París en 1957, donde trabajó como asesor literario de la editorial Gallimard mientras terminaba su trilogía El mañana efímero y daba forma a obras como La chanca.
Su destino fue luego Estados Unidos, donde impartió clases de literatura en las universidades de California, Boston y Nueva York.
Entre sus novelas destacan Duelo en el paraíso (1955), El circo (1957), Señas de identidad (1966), Reivindicación del conde don Julián (1970), Paisajes después de la batalla (1982) y La saga de los Marx (1993).
Su último trabajo fue El exiliado de aquí y de allá (2008) y desde entonces no ha dado señales de que vaya a escribir otro libro. «No creo que vuelva a hacer novela; si uno no tiene nada que decir, se calla», llegó a asegurar en 2010.