El regalo del día de las madres

M.G./Toledo
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Paloma y Lara son madres de Adrián gracias al tratamiento que siguieron en HM IMI Toledo. Tras tres inseminaciones artificiales fallidas llegó el positivo con una fecundación in vitro. Este matrimonio disfruta de su peque todos los días

Adrián es hoy el protagonista aunque este pequeño de 21 meses recién cumplidos no sepa que se celebra el Día de la Madre.  Pero Paloma y Lara sí son conscientes de esta fecha, aunque estas dos ‘mamis’ le quitan importancia porque disfrutan todos los días de su hijo y forman un familia «muy bonita» que ha conseguido realizar su sueño, pero en éste no hay un príncipe, sino dos princesas.

Este matrimonio no tiene claro todavía si habrá celebración hoy, el segundo año que comparten ya con su hijo, porque no han hablado del tema y tampoco le dan importancia a la fecha, aunque el año pasado sí querían estrenar la maternidad y terminaron estampando la manita de Adrián en una par de camisetas para la ocasión.

Pero seguro que ambas recuerdan el día que nació el pequeño y, sobre todo, la fecha en la que Lara se quedó embarazada tras un tratamiento de fertilidad in vitro en el HM IMI Toledo, en la Avenida de Irlanda, de la mano de Marta Sánchez-Dehesa Rincón, especialista en Ginecología y Obstetricia. La pareja tomó la decisión de formar una familia y decidió acudir a esta clínica porque ambas eran conscientes de que los tratamientos pueden ser largos y estresantes y no tenían ganas de desplazarse muchos kilómetros.

La pareja se conoció en el hospital. Lara Alguacil es enfermera y Paloma Romero, fisioterapeuta, e iniciaron su relación. Tras años de convivencia tuvieron claro que querían ser madres, se pusieron en manos de  esta clínica y pidieron cita para la primera consulta. El IMIrecibe cada vez a más madres solteras y parejas homosexuales con deseo de tener hijos, sin olvidar que alrededor de un 10%del total de pacientes de la unidad son parejas que llevan un año intentándolo sin éxito.

En principio, según relata Paloma, Lara se sometió a tres inseminaciones artificiales, que suele ser una de las primeras técnicas antes de optar por la fecundación in vitro. La doctora pensó que lo más adecuado era que Lara, que entonces tenía 34 años, era la candidata ideal, ya que Paloma estaba rondando los 40 y se supone que era menos fértil. Pero en ninguno de los tres intentos hubo suerte y pasaron a la fecundación in vitro tras un tratamiento hormonal. Y tras la extracción de ocho óvulos, sobrevivieron cuatro y le implantaron dos embriones.

Paloma explica que el proceso fue muy estresante, tanto por el tratamiento farmacológico como por la espera de 15 días, aunque al final dio positivo y ambas empezaron a contar el embarazo por semanas.    A los cuatro meses no paraban de observar y de disfrutar con los movimientos del feto. «Le ponía la oreja en la tripa a Lara y notaba un burbujeo», cuenta Paloma, que nunca olvidará tampoco cómo lograba calmar el hipo deAdrián poniendo su mano y acariciando esa tripa abultada que anunciaba que pronto serían dos mamás primerizas con ganas de disfrutar  y ver crecer a su bebé.

A Paloma le encanta  hablar de su mujer y de su hijo, una familia en toda regla, «algo diferente», según explica, porque considera que todavía habrá gente «que nos mire raro». A ellas les da igual porque han contado con el respaldo de los suyos desde el principio y lo han vivido todo «con normalidad». Esta mamá lo tiene claro: «Si tú lo transmites de forma normal  lo vives con normalidad. Lo peor es ocultarlo». Aun así, son conscientes de que aún hay barreras, como la que se podían encontrar si no se casaban, ya que Lara hubiera figurado como madre soltera y Paloma no le habría podido poner sus apellidos a Adrián.

El pequeño se estrenará en la guardería el lunes, un paso importante que no pasará desapercibido para sus mamás. De momento, en casa las dos son «papá» porque Adrián no sabe pronunciar todavía la palabra mamá, pero les hace mucha gracia esa lengua de trapo. Eso sí, distingue una madre de la otra con claridad. «Cuando le decimos dónde está mamá me señala a mí», apunta Paloma, y cuando hacen referencia a ‘mami’ es a Lara. En principio, se lo decían al revés porque esta última es la que se quedó embarazada, pero Adrián es tozudo y lo aprendió así. Al peque le sonríen los ojos con sus dos mamás.