El español Rafa Nadal empezó ayer con paso firme su participación en el torneo de Basilea al vencer al italiano Simone Bolelli (6-2 y 6-2) en 71 minutos, y se medirá en segunda ronda al francés Pierre-Hugues Herbert, que derrotó a su compatriota Edouard Roger-Vasselin en tres mangas.

El número tres del mundo está afrontando el tramo final de la temporada mermado físicamente debido a su problema en el apéndice. Una dolencia que no le ha impedido estar en la cita suiza y arrancar sin problemas, derrotando con claridad a un oponente al que ya había vencido en las cuatro veces en las que se habían encontrado anteriormente.

Apoyado en una gran efectividad con su servicio, con 81 por ciento de puntos ganados con su primer saque y ninguna bola de rotura concedida a su rival, el balear fraguó una victoria en la que también se encontró cómodo con su derecha y en la que aprovechó los errores no forzados del transalpino. Bolelli buscó acortar los puntos contra el nueve veces ganador de Roland Garros y acabó cosechando 20 fallos.

Además, al mallorquín se le puso rápidamente el choque de cara. Después de que cada jugador se anotase su primer juego, Nadal aceleró, aprovechando sendas pelotas de rotura, y se hizo con la primera manga en 32 minutos.

El segundo parcial tuvo un guión similar al primero. El italiano aguantó el empate en el marcador un par de juegos más que en el primer set, pero en el sexto, el español le rompió el servicio. El insular se mostró cómodo sobre la pista y una muestra fue el punto que le dio esa rotura, un ‘passing shot’ marca de la casa en la que aunó explosividad de movimientos y calidad en la definición.

Tras esa rotura, Bolelli siguió con su táctica de juego agresivo y de acortar los puntos, pero eso es un arma de doble filo, porque siguió fallando. Y cuando no lo hizo, Nadal acabó dominando desde el fondo de la pista. Con esos ingredientes, el partido duró tan solo dos juegos más. El zurdo de Manacor cerró la contienda en su segunda bola de partido y en un punto que dominó con su revés antes de que Bolelli la mandara fuera de la pista.

Valencia. Por otro lado, David Ferrer aseguró que el torneo de Valencia es «una gran oportunidad» para seguir soñando con meterse entre los ochos mejores del mundo y disputar la Copa de Maestros, aunque cree que «la clasificación se decidirá en el Masters 1.000 de París», precisó.

«Ganar siempre es complicado, pero este año más aún si cabe por el nivel de los rivales. Este torneo es una gran oportunidad, pero creo que la clasificación se decidirá en París, porque todavía quedan puntos en juego», sentenció.