De rodillas por la Virgen

J. L. M. / Talavera
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La primera gran procesión de la Semana Santa de Talavera fue un éxito de público y puso de manifiesto un año más la gran devoción de muchos talaveranos a la Virgen de la Paz

El Viernes de Dolores es siempre la primera jornada importante de la Semana Santa de Talavera, ya que es el día en el que tiene lugar la primera de las grandes procesiones previstas para tan señalada conmemoración religiosa, declarada Fiesta de Interés Turístico en Castilla-La Mancha. Por este motivo, la plaza de San Pedro congregó el viernes por la noche a numerosos fieles y curiosos  que no quisieron perderse la salida de la imagen de la Virgen de la Paz de la iglesia de las Madres Bernardas. El hecho de que se televisara un partido de fútbol de la Selección Española no restó afluencia de público a un evento cuyos protagonistas preparan con mucho esmero y cuidado durante todo el año. Además, la climatología acompañó más que nunca, ya que los termómetros registraron temperaturas algo inesperadas en esta época del año por los niveles hasta los que se elevó el mercurio.

El arranque de esta marcha es quizá el más llamativo del periplo semanasantero talaverano, ya que los cofrades de la Hermandad de los Regantes que cargan con la talla tienen que hacer verdaderos malabarismos para sacar el paso del templo, debido a que, si la salida se lleva a cabo con los penitentes de pie, la imagen no cabe al toparse con el marco de la entrada principal de la iglesia. Por este motivo los costaleros, siguiendo las instrucciones que les transmite con firmeza y autoridad el hermano mayor de la cofradía, Carlos Fernández, han de arrodillarse para sacar en posición orante a su Virgen. Para evitar problemas en las articulaciones la gran mayoría van ataviados con rodilleras protectoras, aunque el empedrado suelo y las horas de entrenamiento siempre dejan mella en las sufridas piernas.

Así, un año más volvió a repetirse tan complicada maniobra y un año más los cargadores solventaron con éxito tan compleja misión. Prueba de su buen hacer fueron los vítores y aplausos que recibieron de todos aquellos que siguieron con detalle el proceso en la citada explanada, lugar en el que -bien valga la expresión- no cabía ni un alfiler, y menos aún en la conexión de la calle Vicaría Vieja con la plaza de San Andrés, debido a que un coche mal estacionado entorpecía la congregación de público. Esta circunstancia no pasó desapercibida para la Policía Local, que dejó en el parabrisas del coche la pertinente sanción.

Además, las ovaciones de los presentes, entre los que se encontraban en primera fila el subdelegado del Gobierno, José Julián Gregorio; la senadora Carmen Riolobos; la delegada de la Junta en la ciudad, María Soledad Luqui; y el concejal de Cultura, Festejos y Turismo, José Luis Muelas, estuvieron acompañadas por una suelta de palomas y por la interpretación del himno de España a cargo de la Banda de Cornetas y Tambores ‘Nuestro Padre Jesús Nazareno’.

Con paso lento y mecida. Una vez fuera del templo y cerca ya de las once de la noche, la Virgen de la Paz enfiló con decisión hacia la calle Arco de San Pedro, para girar en la plaza del Reloj hacia la calle Corredera del Cristo, donde nuevamente los penitentes que portaban el paso se arrodillaron ante el Cristo de los Mercaderes, situado en una capilla escondida en el interior de los restos de una torre albarrana. Hasta llegar a este punto transcurrió cerca de una hora desde la salida de la iglesia, tiempo en el que muchos de los que esperaron para ver la procesión lo hicieron comiendo kilos y kilos de pipas adquiridas en un establecimiento de la zona.

De esta manera, con paso lento pero seguro, y mecida con ese ritmo tan característico de la Hermandad de los Regantes, que recuerda mucho a los pasos andaluces, la talla que salió en procesión por vez primera en el año 1992 cubrió la parte más llamativa de todo su recorrido en poco más de dos horas, de tal manera que bien entrada la medianoche hizo su entrada en La Colegial, donde permanecerá hasta el Viernes Santo, jornada en la que toma las calles nuevamente junto al Cristo de los Espejos.