Calvario de Madre e Hijo

J. Monroy | TOLEDO
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El Cristo del Calvario y la Virgen del Rosario recorrieron Toledo rodeados de mucho público y con un acompañamiento musical propio

Calvario de Madre e Hijo - Foto: Yolanda Lancha

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Esta vez no hubo lluvia, y tanto la Virgen del Rosario, como el Cristo de la Fe (o del Calvario) pudieron estrenar sus dos carrozas restauradas en plata y en oro. Él salió rodeado de flores rojas y moradas, y ella blancas y rosas. Después de que la procesión se suspendiera el pasado año, fueron normales los nervios en el interior de la iglesia del Salvador. Constantemente salían y entraban cofrades por la puerta lateral. Algunos no podían aguantar para echar un cigarro.

Todos los nervios se calmaron cuando la Banda de Cornetas y Tambores de la Virgen de los Remedios inició las primeras notas del himno nacional y salió a la calle el Cristo del Calvario. Se trata de una talla del siglo XVII, caracterizada por el pelo natural y la inclinación de su cuerpo. Este viernes procesionó tan sólo con un sudario de terciopelo.

Entre los penitentes con hábito de color granate, con capuchón morado, capa, cíngulo y guantes blancos, y las señoras con mantilla española y rosario en la mano, salieron a procesionar varios niños, eso sí, con las velas eléctricas. Portaron entre todos varios pendones y una verónica.

Más complicada estuvo la salida de la Virgen del Rosario, entre velas, lujosamente vestida. Lo hizo también al ritmo del himno nacional, en este caso interpretado por la Banda Joven. La imagen es una talla de vestir del siglo XVIII, con la cabeza inclinada, que fue restaurada en el siglo XX. Lleva manto de terciopelo granate bordado en oro, corona y puñal dorado.

Gran gentío. En sus primeros pasos se encontraron madre e hijo con una multitud de espectadores en Santo Tomé, acumulados tras el pivote. Muchos de ellos, atajaron tras su paso para volver a verlos más adelante, o buscar rápidamente otras procesiones. La subida, y sobre todo la bajada de Trinidad fueron lentas y precavidas. La estrechez de las calles y la hora hizo que casi no hubiera luces, pero ambas figuras destacaron por su iluminación propia. Cada una llevaba su marcha musical propia. En Arco de Palacio fueron muchos los que esperaban su paso, algunos de ellos con niños de muy reducida edad.

En Hombre de Palo, la procesión hizo una parada para esperar y recibir la llegada de las del Cristo de la Misericordia y del Cristo del Santo Sepulcro.A partir de ahí, madre e hijo continuaron por Cuatro Calles y Comercio, hasta la plaza de Zocodover, donde les esperaba un tremendo gentío. Fueron los primeros en llegar allí.

A continuación, la procesión retornó por Sillería, Cadenas, calle de la Plata, plaza de San Vicente, Alfonso X el Sabio, plaza Juan de Mariana, Alfonso XII y de nuevo plaza del Salvador. Puede ser que esta haya sido la última ocasión para ver al Cristo del Calvario y la Virgen del Rosario por este recorrido, dado que para el próximo año se está estudiando un cambio para llevar a la procesión por Tendillas y Nuncio Viejo.