Muerte en silencio

i. g. villota | TOLEDO
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Santo Domingo el Antiguo abrió sus puertas a las tres de la madrugada del Viernes Santo para que hiciera su salida el Cristo de la Expiración, una talla sin adornos que muestra a Cristo muerto en la Cruz

Muerte en silencio - Foto: Víctor Ballesteros

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Sin adornos. Sin música. Casi sin flores. Solo acompañado por las agradables temperaturas, la luz de los cirios, el calor de sus cofrades y el respeto del numeroso público, a pesar del horario, que se mantuvo despierto hasta las tres de la madrugada del Viernes Santo para participar del recorrido protagonizado por el Cristo de la Expiración.

El Cristo de la Expiración salió de Santo Domingo el Antiguo la madrugada del ViernesEl Cristo de la Expiración salió de Santo Domingo el Antiguo la madrugada del Viernes - Foto: Víctor Ballesteros La conocida como procesión del Silencio -confeccionada como un Vía Crucis- hizo honor a su nombre, lo que permitió escuchar a la perfección cada una de las pisadas de los portadores de la imagen, la de Cristo muerto en la Cruz tras haber expirado. Una talla de madera sin policromar ni barnizar, de tamaño natural, atribuida a la escuela italiana del siglo XVII, que carece de adornos pero que despierta un sentimiento alejado de la vistosidad pero cargado de fe.

Sus cofrades se reunieron, como cada año, una hora antes en Santo Domingo para celebrar su habitual hora santa. Lo hicieron vestidos con su hábito y capucha negra -símbolo de luto- con cíngulo blanco, y una cruz roja en la parte izquierda del pecho. Algunos de ellos portaban cruces, mientras que otros llevaban cirios para iluminar la oscura noche.

Una de las imágenes que se quedó en la retina de los asistentes a la procesión fue la cantidad de jóvenes y niños, tanto penitentes como espectadores, que quisieron estar presentes en la madrugada del Viernes Santo, demostrado que el relevo generacional está garantizado.

Suena el miserere. El silencio continuó por la plaza de Santo Domingo, San Ildefonso, plaza de las Capuchinas, Tendillas y Aljibes hasta llegar a Santo Domingo el Real, donde los caballeros del Redentor volvieron a entonar el Miserere, como ocurrió horas antes durante la procesión del Cristo de la Vega y el Miércoles Santo en honor al Cristo Redentor.

Tras realizar la parada, los cofrades continuaron por el cobertizo de Santo Domingo el Real, plaza de los Carmelitas Descalzos, cuesta de los Carmelitas Descalzos, Alfileritos, la plaza de San Vicente, Alfonso X el Sabio, Navarro Ledesmaplaza de las Tendillas, la plaza de las Capuchinas y San Ildefonso, entrando en el Monasterio de Santo Domingo ‘El Antiguo’ para quedarse hasta la Semana Santa de 2015.