Don Juan atrapado en el tiempo

J. L. M. / Talavera
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El Teatro Palenque acogió el sábado por la noche la representación de 'El burlador de Sevilla', clásico de Tirso de Molina que ha sido adaptado por Antonio León

La figura de don Juan Tenorio ha estado durante demasiado tiempo muy mitificada, ya que se ha presentado como alguien encantador y capaz de seducir con sus artes oratorias tanto a hombres como a mujeres. Pero en realidad esta clase de personaje creado por José Zorrilla es más bien un ser despreciable que se aprovecha de su buena planta y de su verborrea para aplacar sus instintos sexuales más primarios con las mujeres y, al mismo tiempo, para reírse de los hombres que habían depositado su confianza en él al considerarle un amigo.

Dos siglos antes de que la figura ideada por Zorrilla pasara a convertirse en todo un referente para la literatura universal, Tirso de Molina escribió ‘El burlador de Sevilla’, un libreto que más bien parece una suerte de venganza hacia un don Juan que hoy en día no causa tanta admiración como antaño. Así, una adaptación de Antonio León del trabajo original de Molina se pudo ver el sábado por la noche sobre las tablas del Teatro Victoria, donde don Juan siguió actuando como el encantador de mujeres que siempre ha demostrado ser, pero en esta ocasión su suerte cambia y termina pagando con la muerte sus desmanes y sus impertinencias.

La obra se divide en 22 actos en los que se suceden diferentes escenas y situaciones en las que don Juan o sus correrías son el hilo conductor. El tiempo no transcurre de manera lineal como sí queda patente en la obra de Tirso de Molina, ya que en la adaptación de León se suceden los saltos temporales e incluso los cambios de ubicación, sin que ello suponga una variación excesiva en la escenificación que el espectador puede ver en las tablas.

Una especie de reloj de cuco es el que se encarga de coordinar estas variaciones que terminan desquiciando al protagonista del relato, quien queda desconcertado por momentos al oír de manera repentina los avisos del cronógrafo. En las distintas escenas que se van sucediendo don Juan se encuentra con su pasado, con su presente y hasta con su futuro, un futuro en el que no hay vuelta atrás y en el que ni su existencia alocada ni sus correrías incontroladas tienen sitio.

Al final, el personaje interpretado en esta ocasión por el televisivo Roberto Drago termina encontrándose con un noble a quien ha dado muerte tras ser pillado por él cuando se disponía a yacer con su esposa. Don Juan no tiene más remedio que plantar cara a los fantasmas del pasado y son estos los que hacen que pase a mejor vida. De hecho, desde el principio él es consciente de que terminará muriendo, pero no por ello deja de disfrutar de sus correrías ni mucho menos se amilana ante el fatal desenlace que le espera.   

Encuentro con el público. Una vez concluida la representación, y tras unos minutos para descansar y reponer fuerzas, los actores mantuvieron un encuentro con parte del público que se dio cita en el Teatro Palenque, que una vez más mostró un gran aspecto, con un lleno en el patio de butacas y una más que aceptable entrada en la zona de anfiteatro.

Este tipo de encuentros se están convirtiendo en algo habitual en la representaciones que se llevan a cabo en la ciudad y permiten al espectador conocer mejor tanto a los actores como su labor sobre el escenario.