Federico Aguado: «Con este papel he aprendido lo que es el peso de las tablas»

C.M
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Debutará en su ciudad en 2013, en el Rojas, con el thriller 'Subprime' y ahora regresa a subirse a esas mismas tablas encarnando al pintor Diego Velázquez. Personaje del que, asegura, ha aprendido mucho «tanto a nivel profesional como personal»

El actor toledano se vuelve a subir a las tablas del Rojas con la sensación de haber aprendido oficio. Federico Aguado interpreta a l pintor Diego Velázquez en un montaje, ‘La puta enamorada’, que enfrenta el arte con el poder y, sobre todo, que habla de sentimientos universales que sobreviven en el tiempo. Por ello, y sabedor de que el teatro es siempre un examen ante el que hay prepararse con conciencia como si fuese la primera vez, demuestra en palabras que ser actor es más que una profesión. Además, confirma que ha sido picado por el veneno de la escena y eso «o te hace amarlo u odiarlo». A él le ha tocado el veneno del amor.

¿Qué tal con este personaje oscuro conocido, curiosamente, como el pintor de la luz?

Es la primera vez en mi vida que hago un personaje real, un personaje histórico, como es Diego Velázquez, que tiene responsabilidad pero hasta cierto punto, porque nadie de los que estamos vivos conoció a Velázquez.

Pero existió, y eso ofrece ventajas e inconvenientes.

Sí, y tenemos pocas referencias de él a nivel personal. Se sabe que era una persona amargada, oscura, que trabajaba para la corte, lo que le marcó toda su vida. Le hizo tener el nombre que tenía pero, por otro lado, frustró su creatividad porque ese pintor de la luz salió en ocasiones muy concretas. No hay que olvidar que se tiró muchos años pintando reinas, reyes y personajes de la corte por encargo. Por eso para mí fue una motivación muy grande poder trabajar al que para muchos es el mejor pintor de la historia.

¿Qué le ha dado este papel?

Me ha posibilitado salirme del personaje que llevo haciendo muchos años en televisión -da vida a Inocencio Bonilla en la serie de ‘Amar es para siempre’-, un chico bueno, bondadoso, muy tímido. Aquí interpreto a un galán y eso va marcando un poco tu carrera. Soy joven y poder hacer un galán es muy interesante.

¿Cómo se ha preparado para enfrentarse a este personaje?

Evidentemente para hacer cualquier personaje te agarras a referencias de otros compañeros, de la literatura, de tu vida cotidiana. Porque el actor, en definitiva, se dedica a observar lo que te rodea, y coges referencias de personas que conoces. La diferencia de hacer un personaje que tú creas por entero, desde su físico hasta su manera de hablar, de pensar, a vestirte la piel de alguien que ha existido el trabajo de preparación es distinto. He leído biografías de Velázquez y he estudiado toda la documentación a él referida.

¿Y su físico?

Había un asunto de complexión física, porque Velázquez iba con su bigote, con su melena, y yo no podía dejarme el pelo largo por exigencias de la televisión. Hubo un pequeño conflicto pero, como dijo el director, conocemos esa imagen del pintor con el pelo largo, pero no llevaría el pelo largo toda la vida. Por ello obviamos este detalle en ‘La puta enamorada’.

Así que nos ofrece una nueva lectura sobre el pintor.

Sí, aunque al final acaba siendo muy Velázquez. Es como las películas que se han realizado de Nelson Mandela, varios actores lo han interpretado en cine, pero cada Mandela es del actor que lo hizo. Al final lo haces tuyo.

¿Se ha sentido presionado?

Tuve, al final, una presión muy grande con Velázquez, con su manera de ser, con su contención, con su amargura, pero llega un momento en el que das carpetazo a lo que ya está para hacer tu Velázquez, lo que yo soy. Todos los personajes están bañados de tu personalidad y de tu forma de ser, en definitiva de lo que tú eres.

¿Qué has aprendido?

He aprendido muchísimo. A nivel actoral era la primera vez que hacía un montaje como protagonista, estando prácticamente todo el rato en escena. Aprendes lo que es el peso en la tabla, que es una cosa que no te enseñan en la escuela.

Puedes ser ebanista y aprender en una escuela, pero hasta que no haces un mueble, otro y otro, no acabas de conocer tu oficio, pues es lo mismo. Esta profesión es un oficio, y esta obra me ha dado tablas como actor en un aspecto actoral. Además me ha pillado en un momento de crecimiento personal, de madurez personal, y se unido muy bien.

¿Era el momento?

Creo que la vida te da las cosas cuando toca, y ahora me tocaba un montaje así, y se ha conjugado el creciendo del Fede personal como el de Fede actor. Me ha dado una maduración actoral.

¿Cambia mucho su forma de hacer en teatro con respecto a la televisión?

La técnica es distinta, y más en una función como esta. La proyección de voz, el trabajo con el cuerpo..., ante la cámara es raro que haya un plano general, suelen ser medios planos o planos cortos y todo es mucho más pequeño. El sentimiento es el mismo, pero en un teatro cada detalle debe poder ser visto por el espectador de la última fila. Un gesto pequeño no vale para el teatro, hay que hacerlo grande pero tampoco exagerado. La técnica de televisión y cine es muy diferente a la de teatro.

¿Es más difícil? ¿Se siente más el pulso sobre la escena?

Sí. A la cámara te acabas acostumbrando, pero en el teatro eres tú mano a mano. Es verdad, no hay más, es el este instante y no hay  cortes, todo va del tirón.

¿Ha probado eso que llaman el veneno del teatro?

Sí, me dijeron que si me picaba el bicho del teatro iba a tener un veneno que lo amas o lo odias. Como lo ames estás jodido.

Y le picó, ¿no?

Me picó hace años y la verdad es que me gusta, necesito hacer teatro de vez en cuando. La televisión me ha proporcionado hacer teatro porque necesitas ser un poco más conocido, son reclamos que se utilizan. Ahora mismo la vida que me da el instante del teatro no me lo da nada, aunque es cierto que es mucho más sacrificado, que son muchas más horas y más trabajo. Tiene sus cosas buenas o malas, como todo.

¿Cómo está el oficio?

Está muy jodido, de hecho yo no sé cómo sigue vivo el teatro. Aunque les joda a los que mandan, mientras haya un actor, un espectador y un texto se va a hacer teatro. Y se van a joder porque lo vamos a hacer.