Siete pasos hacia la redención

J. Monroy | TOLEDO
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Gerardo Ortega, canónigo del Cabildo de la Catedral, repasó las últimas horas de la pasión de Jesús y los fundamentos ideológicos de la Iglesia en el Sermón de las Siete Palabras

Siete pasos hacia la redención - Foto: Yolanda Redondo

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El Sermón de las Siete Palabras tiene su origen en la Semana Santa de Valladolid. Allí llegó a predicarlo el actual arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, cuando ocupaba el cargo en la ciudad castellana. Desde hace unos años, se ha incorporado a la Semana Santa toledana. El pasado viernes, corrió a cargo de Gerardo Ortega Gutiérrez, canónigo del Cabildo de la Catedral y párroco de Santo Tomé. Lo acompañaron el consiliario de la Junta de Cofradías y Hermandades de Semana Santa y párroco de San José Obrero, José Antonio Jiménez ‘Quillo’ y el propio Rodríguez.

El sermón hace un recorrido en palabras por las tres últimas horas de vida de Jesucristo, pero también resume los grandes argumentos y las luchas que han hecho de la Iglesia Católica lo que es hoy en día. El viernes se desarrolló entre sol y sombra en la plaza de Santo Domingo el Real, con una asistencia de público más que modesta, a pesar de los religiosos y los caballeros penitentes del Cristo Redentor.

Comenzó el sermón con la llegada de la tradicional carraca de madera, instrumento de la Catedral de Toledo que sólo suena el Viernes Santo. Ortega fue poco a poco comentando en su liturgia las siete frases que los distintos Testamentos fueron añadiendo a la agonía de Jesús en la cruz; una expresión de amor, según el canónigo, de un Dios hecho hombre y palabra para dar la vida eterna a los hombres.

Palabra a palabra. Mientras muere, con su primera palabra, advirtió Ortega, Jesús intercede por los hombres desde la cruz. Por eso, el sacerdote le pidió perdón por los rencores de los cristianos, su agresividad o su falta de amor. La segunda palabra es símbolo de conversión, y de la gracia de Dios que acoge a los hombres.

Aprovechando la tercera palabra, Ortega hizo una exhortación mariana. El Evangelio de San Juan, último en escribirse en torno al año 90, introduce a una Virgen María en el Calvario, a la que su Jesús entrega al apóstol San Juan como nuevo hijo. Eso ha servido a la Iglesia para defender que en realidad está haciendo de María la madre de todos, en contra a otras creencias cristianas.

De la cuarta palabra, el párroco de Santo Tomé advirtió que Jesucristo no sólo tomó el pecado del mundo, sino que se hizo pecado, para entregarse a todos los hombres. El sacerdote se atrevió a hablar en nombre de todos los que no creen en Dios o se han alejado de él para pedir perdón por ellos.

Ortega comparó la sed de la quinta palabra con la sed de conversión, como el de la samaritana. A su juicio, Jesús da otro ejemplo desde la cruz, por lo que insta a los cristianos a evangelizar y hacer patente a su Señor.

Con la sexta palabra, continuó el sacerdote, Jesucristo reconoció que ha hecho la voluntad del pobre. Esto le lleva a sentenciar que el hombre no es realmente libre cuando hace su voluntad, sino que sólo alcanza la verdadera voluntad cuando obedece la voluntad de Dios. Finalmente, la última palabra le llevó a Ortega a reflexionar sobre el tránsito a la vida eterna, un nuevo nacimiento, después de una vida que simula una peregrinación hacia la patria verdadera que es el cielo.