La herida se reabre en Egipto

Agencias
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Los islamistas llaman a nuevas movilizaciones para el próximo viernes después de la matanza del pasado domingo, en la que al menos 53 personas fallecieron por los disparos del Ejército

Clashes in Egypt - Foto: ENGY EMAD

 
 
Parecía que la situación se había calmado en las calles de Egipto y que, con las detenciones de los principales líderes de los Hermanos Musulmanes, los islamistas habían optado por aparcar las protestas contra el Gobierno que, durante los meses de julio y agosto, terminaron en duros enfrentamientos que se saldaron con centenares de muertos. Pero esa aparente calma acabó el pasado domingo, cuando miles de personas salieron, una vez más, a manifestarse contra el Ejecutivo y a reivindicar el regreso del depuesto presidente Mursi. Unas movilizaciones que se saldaron con más de 50 fallecidos y reabrieron una nueva oleada de violencia.
Un día después de la tragedia, los defensores del derrocado mandatario anunciaron ayer nuevas marchas para el próximo viernes  con el fin de manifestarse contra la «masacre de egipcios».
Los convocantes hicieron un llamamiento para ocupar la emblemática plaza de Tahrir, en El Cairo, que, según indicaron, «pertenece a todos los ciudadanos, y nadie puede impedirnos manifestarnos allí, sean cuales sean los sacrificios».
Por ello, denunciaron la actuación de las Fuerzas de Seguridad, que abrieron fuego contra los manifestantes y, de hecho, provocaron la mayoría de los decesos. Según fuentes médicas, 39 de los 41 cadáveres que ingresaron en el depósito de Zeinhom, en la capital del país, tenían heridas de bala. Los 12 cuerpos sin vida restantes no se habían analizado todavía.
En este sentido, los extremistas se tomaron la revancha de la masacre del fin de semana y mataron a 18 miembros del Ejército y de la Policía en la península del Sinaí en varios ataques contra efectivos gubernamentales.
En el primer atentado, 12 agentes del orden perdieron la vida en la ciudad de Al Tur cuando estalló un coche bomba en la Dirección de Seguridad, que dejó, además, una treintena de heridos.
En la segunda ofensiva, contra una patrulla militar en la provincia de Ismaliya, fallecieron seis soldados.
Además, otros ataques en la zona se saldaron con casi medio centenar de heridos.
Las Fuerzas Armadas, una vez más, fueron señaladas como las autoras materiales de la matanza por una actuación que sobrepasa lo estrictamente necesario para dispersar a los manifestantes. Pero el jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, advirtió de que los agentes del orden «seguirán cumpliendo el mandato de enfrentarse al terrorismo», en referencia a los miles de seguidores de Mursi que se dieron cita en las calles.
«Somos responsables ante Dios y ante el pueblo egipcio de seguir cumpliendo esa directriz», insistió.
Así, el también ministro de Defensa afirmó que los militares «están orgullosos» de dicha orden y aseguró que están «dispuestos a sacrificar sus vidas» para llevarlo a cabo.
El líder castrense aseveró, además, que «las Fuerzas Armadas son tan fuertes como las pirámides, gracias al apoyo de los ciudadanos egipcios, que se han mantenido inquebrantables desde hace años».
En este sentido, hizo caso omiso a las denuncias de los islamistas, que le atribuyen a él y al ministro del Interior, Mohamed Ibrahim, la «responsabilidad política y penal» por la violencia que se registra en el país.