Talaverano y concejal de pura cepa

C. S. Jara
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El futuro alcalde se inició en política en 1995 como concejal en el Ayuntamiento de Talavera • Ha tenido responsabilidades en el gobierno, en la oposición y en el PP

Jaime Ramos en la Diputación. - Foto: Victor Ballesteros

Si la veteranía es un grado, Jaime Ramos puede presumir de varios. Lleva cerca de veinte años curtiéndose en política, casi media vida para un hombre en la cincuentena, y en este tiempo ha ejercido de casi todo. Ha estado en el gobierno, en la oposición, en el Ayuntamiento, en la Diputación y, desde hace diez años, ha ido encadenando responsabilidades en el Partido Popular de Toledo.  
Funcionario de la Diputación provincial, llegó al Ayuntamiento de su ciudad en 1995, con Florentino Carriches, el primer alcalde del PP que conocía la ciudad. Despuntó pronto, y aunque su cometido inicial se limitaba a la Concejalía de Deportes, fruto de su afición por el afición por el atletismo, en poco tiempo era ya el segundo de a bordo. 
Su biografía es ejemplo de que la vida puede ser una espiral. En 1999 se puso al frente del PP en el Ayuntamiento, tras la derrota primero y la estampida después del exalcalde, que acabó por dimitir unos meses después de haber perdido las elecciones.   
Desde 1995 apenas se ha bajado de la actividad en el PP durante un breve espacio de tiempo, un paréntesis mínimo en el que la ruleta de la política le dejó fuera de juego. Corría 2003 y después de dos mandatos consecutivos, el primero en el gobierno y el segundo como portavoz del PP en la oposición, quedaba fuera de la candidatura al Ayuntamiento de Talavera que encabezaba Carmen Riolobos. Figuraba en cambio en la de las Cortes regionales, pero la posición que ocupó no fue suficiente para que consiguiera escaño. 
 
trabajo en el PP. Su resurrección política llegó un año despues, en diciembre 2004. Natalia Tutor le rescató en un escenario de tensión interna en el PP, convirtiéndole en secretario general provincial del partido. Con Arturo García-Tizón, en 2008, pasó a convertirse vicepresidente provincial. Para entonces ya había recuperado su puesto de concejal en el Ayuntamiento de Talavera y había ascendido a portavoz y presidente del Grupo Popular en la Diputación de Toledo. 
La entrada de Gonzalo Lago en el salón de plenos de Talavera le devolvió el protagonismo en el ámbito local. La relación de ambos venía de atrás, ya que Ramos  fue de los impulsores de Lago hacia la Presidencia del PP talaverano, en 2005. La llegada al partido de quien en 2011 ganaría por abrumadora mayoría las elecciones municipales en Talavera abría la época de mayor paz interna que se había conocido y allanaba con ello el camino para el crecimiento ‘popular’ en una ciudad que se había decantado siempre por el voto socialista.
Desde el triunfo ‘popular’ en la Diputación ha ocupado los puestos de portavoz y coordinador general de delegaciones especiales con rango de vicepresidente.
Casado y padre de dos hijas, que ha visto crecer desde las ocupaciones políticas, en estos casi veinte años ha aparcado su afición por las motos a cambio de las aventuras con los coches y ha cambiado la carrera por las caminatas, que acostumbraba a compartir durante varias horas al día con Gonzalo Lago. Con su muerte se le ha ido más que un alcalde, un amigo muy querido con quien había compartido muchas cosas, confesaba estos días, en los que se le ha visto hondamente afectado por la pérdida. Ahora, tendrá la oportunidad de culminar el trabajo de su amigo. Está a días de convertirse en el número 1 del Ayuntamiento, después de casi 19 de ejercer de fiel escudero, entre otros, de Gonzalo Lago.  
De carácter abierto y extrovertido, pero correoso en el enfrentamiento con los rivales políticos,  Jaime Ramos es un valor seguro para la gestión. Le ha llegado el momento de demostrarlo.