Cameron prepara una ley para frenar la inmigración irregular en el Reino Unido

Agencias
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El 'premier' británico quiere poner coto a la entrada de extranjeros y plantea el decomiso de los ingresos a los trabajadores 'sin papeles'

El primer ministro británico, David Cameron, anunció ayer que va a luchar con mano férrea para frenar la llegada de extranjeros y, con este fin, prepara una «campaña incesante» para reducir la entrada de foráneos, incluyendo el decomiso de los ingresos a los que trabajan ilegalmente en el país. Esta decisión llega apenas un par de semanas después de ganar las elecciones con mayoría absoluta y tras conocerse ayer que la inmigración anual neta en el Reino Unido alcanzó un nivel récord en casi una década.

El líder conservador adelantótambién que tiene la intención de presentar la próxima semana en el Parlamento una nueva ley de inmigración, y que él mismo presidirá un grupo de trabajo del Gobierno para lograr un enfoque «más duro, más justo y más rápido» de este problema.

«Con esta nueva norma, y ampliando nuestras acciones, vamos a acabar con las casas llenas de trabajadores ilegales, vamos a impedir que los inmigrantes sin papeles paralicen su deportación y formaremos a nuestros ciudadanos para que puedan realizar los trabajos que el Reino Unido necesita», afirmó el premier.

Según la Oficina Nacional de Estadística, la inmigración neta estimada aumentó de 290.000 personas en 2013 a 318.00 personas en 2014. Esta tasa había alcanzado ya un nivel récord de 320.000 personas en junio de 2005. En total, un número estimado de 641.000 inmigrantes entraron en las islas el año pasado, frente a los 526.000 del ejercicio anterior. Estos nuevos datos aumentan la presión sobre Cameron, quien prometió durante la reciente campaña electoral que reduciría la inmigración neta anual a un nivel inferior a 100.000.

«Los números publicados demuestran que aún tenemos que recorrer mucho camino para lograr nuestro objetivo», comentó el premier británico. Esta promesa viene ya de su primera candidatura al 10 de Downing Street hace un lustro, y, de hecho, los datos que reflejan las estadísticas de los últimos años han sido utilizados por sus críticos para recordar la dificultad de controlar la inmigración proveniente de los países europeos.

Marcar las fronteras. Tanto su intención de poner coto a las entradas de foráneos, como estas presiones le han llevado también a intentar renegociar las condiciones de la pertenencia del Reino Unido a la Unión Europea, y a convocar después un referéndum, a más tardar para 2017.

La libre circulación dentro de las fronteras comunitarias puede tener como consecuencia, según el tory, que «los sistemas nacionales de bienestar se conviertan en un incentivo adicional no intencional para grandes movimientos migratorios».

«Cambios en el sistema de bienestar para reducir la inmigración en la UE serán una exigencia absoluta en la renegociación» de la pertenencia del país al marco común, recalcó el recién elegido primer ministro.

En este sentido, señaló que el establecimiento de controles más estrictos de la inmigración responden a la preocupación de la opinión pública por el hecho de que «si la inmigración es incontrolada, hay una presión incontrolada sobre los servicios públicos». Si esto sucede, que dañado nuestro mercado laboral y hacer descender los salarios», aseguró Cameron con una argumentación que echa por tierra los pilares que sustentan la unión de países del Viejo Continente.