El Estado Islámico toma Palmira y domina ya más de la mitad de Siria

DPA
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Los 'yihadistas' se hacen con el control de la ciudad arqueológica, el aeropuerto militar y la prisión tras más de una semana de asaltos en los que también han logrado dominar Ramadi

Después de más de una semana de asaltos, el Estado Islámico se hizo la madrugada del jueves con la histórica Palmira y la ciudad de Ramadi, con lo que la milicia terrorista controla ya aproximadamente la mitad del territorio de Siria, aseguró ayer el Observatorio para los Derechos Humanos del país asiático, una organización no gubernamental con sede en Londres.

Fue esta misma entidad la que confirmó que los insurgentes también tienen bajo su poder el sitio arqueológico de la ciudad, levantada en un oasis en el centro de Siria. Además, estarían bajo su dominio el aeropuerto militar y la prisión, tras haber conseguido el «colapso» de las fuerzas del régimen que preside Bashar al Asad.

El principal temor ahora es que las ruinas de Palmira, que datan del siglo I después de Cristo, sean convertidas en simples piedras. Este complejo fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco por tratarse de una antigua metrópoli comercial, considerada como uno de los complejos arquitectónicos antiguos más importantes de Oriente Próximo.

El jefe del Observatorio, Rami Abdel Rahman, señaló, además, que la situación humanitaria en Palmira también es grave y que no hay electricidad en la ciudad. Según Rahman, aviones del régimen sirio efectuaron varios ataques contra posiciones del Estado Islámico en esta zona, pero los activistas del Centro de Medios de Palmira aseguraron que la milicia terrorista había impuesto el toque de queda y que sus combatientes estaban registrando las casas en busca de seguidores del régimen del presidente Al Asad. Los yihadistas, de hecho, habrían degollado a varios combatientes del régimen.

Los activistas locales aseguraron que también se ha cortado el agua y que no hay atención médica. Según estas fuentes, aún resisten varias decenas de miles de personas en la localidad, entre ellas refugiados que huyeron de otras zonas, pero no hay confirmación independiente sobre estos datos.

En París, la directora general de la Unesco, Irina Bokova, mostró su preocupación sobre la posible destrucción del sitio arqueológico, ya que sería «una enorme pérdida para la humanidad». En un vídeo publicado en internet por la organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Bokova dice sentirse «extremadamente preocupada» por lo que pasa en Palmira, volvió a pedir que cesen las hostilidades y llamó al Consejo de Seguridad de la ONU a implicarse en el tema. «Necesitamos la movilización total de la comunidad internacional», indicó.

Activistas de Palmira aseguraron que hasta el momento los rebeldes yihadistas no han causado destrozos. Citado por la agencia estatal de noticias Sana, el director del Departamento de Museos y Antigüedades de Siria, Mamun Abdul Karim, explicó que cientos de estatuas habían sido trasladadas a un lugar seguro antes de la irrupción del EI.

Antecedentes. En el norte de Irak, combatientes del grupo armado ya destruyeron en marzo yacimientos arqueológicos únicos, entre ellos las ruinas de las ciudades milenarias de Nimrud y Nínive. Según la interpretación de los yihadistas, las ruinas representan lugares de culto de los «infieles». Además, está prohibida para los extremistas islamistas cualquier imagen o representación figurativa de seres humanos.

En Damasco, mientras tanto, al menos una persona murió y otras tres resultaron heridas cuando un proyectil de artillería impactó cerca de la embajada de Rusia, según informó la televisión. La persona fallecida sería un guardia sirio. Entre los heridos no hay diplomáticos rusos, dijo un portavoz de la embajada. De momento no se sabe quién fue el responsable del ataque, si bien es extraño, ya que el centro de Damasco ha salido relativamente indemne de la violencia de la guerra civil.