Penalizados

Área 11
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Dos penaltis, uno antes del descanso y otro al final, sentencian al CD Toledo en casa del Barakaldo

Dos penaltis, uno en cada tiempo, dejaron sin puntos al CD Toledo en un encuentro muy táctico en Lasesarre. Los pequeños detalles los aportó un cuadro local algo más intenso en su juego, sobre todo a partir del 1-0, aunque la resistencia visitante siempre estuvo ahí. La tercera derrota consecutiva lejos del Salto del Caballo deja ahora un triple empate a 56 puntos entre los vizcaínos, el propio Toledo y el Guadalajara por la tan codiciada cuarta plaza, cada vez más complicada de lograr.

Faltan tres jornadas para el final, pero en Lasesarre los de Visnjic dejaron escapar una magnífica oportunidad de dar un golpe en la mesa y alejar a un rival directo que además ahora le gana el average particular. Un contratiempo que deberá enmendar, para empezar, el próximo domingo en casa ante el Leioa, pero esa será otra historia.

A nadie sorprendió el once del cuadro capitalino. Visnjic apostó por poner a tres hombres en el centro de la medular con la entrada de Sorribas junto a los habituales De Lerma y Barranco, mientras que Eneko Eizmendi y Colinas les acompañaron por las alas. En defensa, Rubén Garcés actuó como central sustituyendo al sancionado Mikel con Tete y Morales en los laterales. Con estas premisas, el Toledo vivió como era de esperar un fuerte arranque de los locales, pero los castellano-manchegos salieron también enchufados y con cierta posesión del cuero, y con una presión efectiva cerrando bastantes espacios, pasaron sin excesivos problemas los primeros minutos.

El Barakaldo buscó sus ataques por el centro, pero visto que por ahí los verdes colocaban una auténtica tela de araña decidieron probar por la banda derecha, con Aldalur y Aguiar, que obligaban a Eneko y Tete a estar muy atentos, respondiendo la mayoría de veces con acierto. La igualdad era evidente, con dos equipos incapaces de pisar las áreas y un Toledo que llegado el ecuador del primer periodo, adelantó sus líneas generando algunas situaciones de peligro.

Por la banda derecha, Colinas, que por momentos se cambiaba con Eneko en la posición de extremo, empezó a encontrar un pasillo por donde maniobrar, creando dudas a la zaga vasca. Su movilidad dejaba huecos y en una de estas, Megías dentro del área se sacó un centro chut al que no llegó el propio Colinas por centímetros en el segundo palo para embocar sobre la línea el cuero al fondo de las mallas en la única ocasión visitante en la primera mitad.

El control toledano enmudeció a la parroquia vizcaína, pero no resultó efectivo para generar más ocasiones. El Barakaldo, cumplida la media hora, acumuló varios saques de esquina seguidos pero esa suerte tan fructífera en otros partidos era respondida sin miramientos por Garcés y Toño principalmente, insuperables por arriba.

Pero justo antes del descanso, un envío al área de nuevo por la derecha hizo que el lateral derecho Morales agarrara y derribara a Alain Arroyo. Cerrajería tomó la responsabilidad del penalti y, aunque Manolo adivinó por donde iba el balón e incluso llegó a tocarlo, no fue suficiente para evitar un gol psicológico.

Segunda parte. El inicio del segundo acto resultó frenético en sus dos primeros minutos. Mario Barco, de cabeza, puso a prueba al arquero Manolo, y a renglón seguido su homónimo, el Pato Guillén, solucionó un duro disparo aunque centrado de Eneko Eizmendi, y después resolvió un centro chut del lateral Morales que con sus subidas al ataque fue una de las pocas soluciones que encontró el cuadro castellano-manchego en esta segunda mitad.

A partir de ahí, el equipo local entendió que le interesaba frenar el ritmo del encuentro y así lo fue consiguiendo cediendo terreno a un Toledo demasiado previsible en sus ataques. No perdían la esperanza los visitantes, y su opción más clara para lograr la igualada aconteció justo en el minuto 67, por mediación de Megías. El delantero se quedó solo ante el guardameta fabril tras escabullirse de su defensor, y su disparo lo amortiguó lo justo Guillén para permitir que Aldalur, casi sobre la raya, salvara un balón que ya se colaba.

El tiempo pasaba demasiado rápido para los visitantes, que ponían intensidad y ganas pero no volvían a encontrar más soluciones. Aún quedaba tiempo para otro sobresalto. Tete puso la mano para repeler un disparo de un jugador local y el árbitro de la contienda, tal y como sucedió en la primera parte, no dudó y decretó el máximo castigo. De nuevo Galder Cerrajería se veía con Manolo, pero esa vez el meta fue engañado por el lanzador y llevó el delirio a una afición que sabía de la trascendencia de ese segundo tanto. Ahí acabó prácticamente el encuentro, porque aunque Visnjic introdujo los tres cambios, resultaron insuficientes para meter algo de miedo a un Barakaldo que, crecido con el resultado, y tras haber hecho lo más difícil, supo jugar con cabeza para mantener el preciado botín. Una derrota que puede ser clave.