El Festival 'Ciudad de Talavera' quiere más

Leticia G. Colao
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Las tres jornadas estuvieron apoyadas por un importante número de personas que disfrutaron de las actuaciones

El II Festival Nacional de Teatro ‘Ciudad de Talavera. Marisa Esteban In Memoriam’ bajó ayer el telón después de tres jornadas donde el teatro y las más diversas representaciones han sido las protagonistas de un evento cultural plenamente consolidado en el verano talaverano. Las obras teatrales resultaron del agrado del público, un público que en los dos días principales llenó la plaza de San Agustín y que incluso ayer llegó a agotar el papel realizado para la muestra.

La jornada del sábado fue la más larga en tiempo y también la más concurrida en el improvisado patio de butacas. En el escenario, dos espectáculos de genialidad artística de la Escuela de Danza de Rosa María Loaísa en homenaje al agua y al literato García Lorca, abrieron la velada levantando los sentidos aplausos del respetable. También subieron a las tablas tres intérpretes del grupo teatral El Candil, del que formó parte la actriz homenajeada, Marisa Esteban, y que representaron la obra  ‘Petición de mano’ del dramaturgo ruso Antón Chéjov. En ella, se narra la historia de un futuro matrimonio tras consentir el padre de ella el casamiento y las continuas discusiones entre los novios, algo que finalmente se ve como normal en la realidad de cada pareja.

Ellos fueron los representantes locales de una noche que se caracterizó por la visita de otros grupos  y artistas, especialmente de las ciudades de Madrid y Toledo. De la capital castellano-manchega llegó la historia del grupo de teatro Nedjma, colectivo independiente de teatro, ocio y espectáculos, que representó la curiosa historia de un matrimonio de ancianos que en 1969, en plena llegada del hombre a la Luna, decidió convertirse a la bondad, guiado por una interpretación muy particular de las lecturas de la Biblia, y todo ello después de matar al señor que les llevó las Sagradas Escrituras a su casa. La obra, con simpáticas notas de humor, recibió una gran ovación del público.

El teatro se mezcló poco después con la música con la interpretación de los jóvenes actores de la Escuela de Teatro Musical María Beltrán, procedentes de Madrid. Sus actuaciones, divididas en diferentes piezas, consiguieron levantar igualmente las sensaciones de los presentes.

Para finalizar, Always Elvis se guardó un espectacular «broche de oro» con la voz de la actriz argentina Silvia Luchetti, que trasladó al público hasta los musicales de La Bella y la Bestia o Sonrisas y Lágrimas, en los que ha participado en sus ediciones de la Gran Vía madrileña. Para acabar, y después de que los presentes pidieran un ‘bis’, Luchetti interpretó la «canción española considerada más bonita por muchos españoles», ‘Mediterráneo’ de Serrat, lo que finalizó con el público en pie. Un genial fin de fiesta para un festival que ya piensa en una nueva edición.