Efímera melodía visual

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La obra creada por Parastou Forouhar es el escenario sobre el que hoy danza, a partir de las 21,00 horas, Ziya Azazi. Ofrecerá una adaptación contemporánea de las danzas sufís a partir de la libre interpretación de la la tradición derviche.

La artista iraní Parastou Forouhar ha finalizado su proyecto tras una semana de trabajo en San Pedro Mártir. - Foto: Yolanda Lancha

En altura la sensación es compleja y agradable. Permite observar, una y otra vez, el fluir melódico de un conjunto de palabras que pierden su función en beneficio de una suerte de poética cargada de lirismo y de ritmo. Porque si a algo invita la creadora iraní Parastou Farouhar es a dejarse sentir, a dejarse atrapar por una enraizada y delicada caligrafía que es, en sí misma, vehículo y contenido. Música y partitura farsi.

La intervención ‘Body Letter’, que ha sido realizada durante toda la semana en el patio/lienzo de San Pedro Mártir, propone una visita temporal -muere tras el fin de semana- a «la belleza de la vida expresada a través de la caligrafía» que, claro está, «es todo ornamento». Trabajando desde hace años en esta disciplina plástica que trasciende el contenido por adecuarse a los espacios transformados en soportes, Forouhar aceptó la petición de la Fundación El Greco 2014  para modificar «la memoria de este lugar».

Y lo genera instando a los muchos espectadores a contemplarlo en «libertad y abriendo la mente a otras culturas». Porque esta hacedora de armonías -incluso con su sonrisa- apuesta por «romper esas barreras que existen todavía en el mundo occidental», el proyecto acerca otros ritmos melódicos que, desde «la magia nacida cuando dejo que el ritmo de la caligrafía dialogue con el espacio», propicia contrastes incesantes y, cómo no decirlo, apetecibles.

Valiéndose de la lengua de sus padres, el persa, y sabedora de que las divergencias entre obra y espacio es explícita ya desde la convivencia entre lo racional (simétrico y estructurado del patio) y lo curvado (efímero), Parastou Forouhar descubre, en cada uno de sus trazos, experiencias que desde su subjetividad de autora se tornan episodios compartidos. Insiste en que lejos de «querer decir» lo que pretende es hacer sentir en las líneas, formas y recovecos casi en perpetuo movimiento.

De ahí que, al ser preguntada por la elegancia de estos fragmentos de estas palabras con significado, asegure que ha visionado el patio «como si fuese una gran piscina en la dibujar las olas con su ritmo». Secuencias que parecen atrapar, que invitan a recuperar la paciencia de la mirada. Asuntos, por cierto, en absoluto desuso.

Nacida en Teherán (Irán) y asentada en Frankfurt (Alemania) desde 1991, Forouhar indaga en la mayoría de sus obras en la producción de la identidad y, por ello, en la conservación de lo mejor de su tierra natal. No en vano esta instalación se ha organizado como un homenaje a la Escuela de Traductores de Toledo y a su magnífico legado multicultural.