Un nuevo plano para guiar pasos por una ciudad complicada

I.G. Villota
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Pontevedra fue la primera en implantar el 'Metrominuto', un mapa que calcula tiempos y distancias a pie para propiciar la movilidad sostenible. Toledo podría aprovechar el modelo sobre todo en el ámbito turístico

¿Quieres ir desde la estación de autobuses a la biblioteca de Alcázar? ¿Desde la zona del monasterio de San Juan de los Reyes a tomar una caña al barrio de Santa Teresa? ¿Te compensa coger el autobús para ir desde Tavera hasta la plaza de Zocodover? Para realizar todos estos trayectos hay diferentes alternativas, desde hacer el recorrido en coche, en bus o caminando. 
Numerosas ciudades del país y de fuera de él han apostado por un nuevo concepto de movilidad sostenible basado en  un ‘Metrominuto’, un plano, similar al de cualquier red de metro, que marca el tiempo que se tarda en recorrer distintos puntos a pie. 
Toledo, pese a ser una ciudad complicada, con cuestas en algunos casos imposibles y kilómetros entre unos barrios y otros, podría aprovechar este modelo en el ámbito turístico para completar recorridos en el Casco histórico, con un cálculo de tiempo real, así como con infraestructuras como las estaciones de transporte, los emblemáticos puentes de San Martín y Alcántara, o zonas patrimoniales pero poco explotadas para el visitante como el Circo Romano.  
Pontevedra fue la primera ciudad en implantar el ‘Metrominuto’, que fue merecedor del premio Intermodes 2013 por su ejemplar política de movilidad intermodal. Después, han sido decenas de ciudades las que han copiado la iniciativa creando sus propios mapas para unir los puntos más emblemáticos. 
En España, lo han hecho otras localidades como Jerez de la Frontera, Vitoria-Gasteiz, La Coruña, Torrelavega, Cuenca o Torres Vedras. Todas ellas calculan el tiempo que tarda una persona, a un ritmo de unos cinco kilómetros por hora, en recorrer diversos puntos. 
 
de parís a florencia. Pero el ‘Metrominuto’ también ha conquistado Europa, incluso algunas de sus grandes capitales como Londres o París han elaborado sus mapas de colores, algo que también ha ocurrido en Florencia, Toulousse, Módena o Cagliari. 
Toledo cuenta con una orografía complicada pero podría aprovechar este plano en el ámbito turístico para completar la información que se entregan a los visitantes cuando llegan a la ciudad en las diferentes oficinas de turismo.