«Echo en falta un poco de protección para los que reivindican la cultura»

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Asegura, esta actor, que a cualquiera que viva y crea en su oficio le debe gustar trabajar en una obra de texto, porque la palabra es la que debe primar sobre la escena.

Los cómicos, la gente que reivindica la cultura, siempre debe estar presente. Eso a pesar, continúa Arturo Acero, de que «estamos un poco castigados». Con el texto de Antonio Gala bajo el brazo, este actor volvió a pisar las tablas del Rojas con la pieza ‘Anillos para una dama’. Una elección «adecuada» para celebrar el Día Mundial del Teatro.

¿Cómo se siente con este texto tan polémico en su tiempo?

Es una función que me encanta, me atrevería a decir que es de lo mejor de Antonio Gala. Es un trabajo de su primera etapa y fue Premio Nacional de Teatro. Lo cierto es que es una historia muy bien urdida porque es una reivindicación del papel de la mujer en la Historia de España a través del personaje de doña Jimena, ya como viuda del Cid.

 Interpreta al caballero Minaya. No está mal, ¿no?

Mi personaje es una maravilla,  es un galán enamorado y un personaje complejo porque está en esa rayita de ambigüedad, que el autor ha querido marcar, de hombre que es un guerrero pero que, al mismo tiempo, es un cobarde. Minaya acata la orden del rey y doña Jimena es la única valiente que se atreve a decir lo que piensa y a tirar de él.

¿Cómo está reaccionado el espectador?

La obra está muy bien y hemos tenido un resultado fantástico. Llevamos varios años haciéndola y para mí, venir a Toledo, siempre es un gusto, y más si es con una obra como esta.

¿Con qué dificultades se ha encontrado al vestirse de caballero enamorado?

El personaje dice cosas muy complejas, de hecho se permite decir a doña Jimena que le ayude a decirla adiós. Es ella la que tira del hombre, del guerrero. Creo que Antonio Gala es un autor que escribió más para actrices que para actores, pero a mí me ha encantado hacer este personaje, y me ha gustado esa dificultad. Aunque hay que decir que la dificultad siempre está detrás de cualquier personaje.

Y de cualquier obra, ¿es así?

Sí, salir a un escenario es muy difícil, y cada vez siento más respeto porque l público se lo merece todo. Tengo que respetar a la profesión y a mí mismo.

Y al autor al que pone voz.

Gala es una autor que siempre es bueno revisar, sigue estando muy de actualidad por su concepción del teatro y por esa forma tan etérea de contar las cosas. Además esta obra es polémica, ya que cualquier erudito de la Historia puede ponerla en tela de juicio porque no se sabe si esto ocurrió tal y como él lo cuenta. Él tira del Cantar del Mío Cid a su forma,  por eso siempre es revisable e imprescindible conocerlo y leerlo, sobre todo para las nuevas generaciones de autores.

Nunca pasa de moda.

Ese teatro de texto siempre debe estar en el teatro. Están muy bien los nuevos lenguajes, pero el teatro de texto debe primar en el teatro, y Gala es de los últimos baluartes en el teatro español, de ese teatro de texto profundo que dice cosas no sólo bonitas, sino muy importantes. Está ahí y hay que seguir con la tarea.

¿Cómo quiere que salga el espectador del teatro?

Quiero que salgan satisfechos, llenos. Como cuando coges aire, respiras y dices lo bien que lo has pasado y cómo has sufrido con el personaje de Jimena porque la obra cuenta cosas terribles. Al final es lo que queremos, salir del teatro satisfecho y pasar una buena noche.

¿Ha dejado de estar de moda el teatro de texto?

No, pienso que a cualquier actor que le guste el teatro siempre le va a gustar hacer este tipo de teatro. Esta compañía -Benavente- posee un abanico de 27 obras en repertorio porque su máxima es rescatar textos del teatro español que han sido importantes. Sacarlos a flote, desempolvarlos y mantenerlos vivos. Para nosotros es una satisfacción, llevamos un amplio ramilletes de autores y Gala tenía que formar parte de esta nómina.

¿Ha sido complejo orquestar esta obra?

No especialmente, para nosotros ha sido una batalla bonita de lidiar. Hemos apostado por crear un espacio escénico conceptual, con pocos elementos, muy desnudo. Todo para que prime la palabra y la interpretación de los actores, que es lo importante.

¿Cómo está tratando a los actores este tiempo?

Echo en falta un poco de protección. Los cómicos, la gente que reivindica la cultura siempre debe estar presente, y por ello debería estar protegida y mimada. Estamos un poco castigados, pero seguiremos buscando nuevos lenguajes para que el teatro siga ahí. Siempre habrá alguien que diga la palabra sobre un escenario, y a veces tendrá que decirse un poco más alta.