El cuartel de la Guardia Civil de Hinojosa de San Vicente acogió ayer un homenaje en honor a José Ángel de Jesús Encinas, talaverano integrante del Instituto Armado que falleció el 20 de agosto del año 2000 víctima de un atentado cometido por ETA en la localidad oscense de Sallent de Gállego, y que estuvo destinado dos años en el municipio serrano. El acto, sencillo pero emotivo al mismo tiempo, estuvo presidido por el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, quien acudió acompañado por su homólogo en la provincia, José Julián Gregorio; el máximo responsable de la Benemérita en la región, Alfredo González; así como por los padres del agente asesinado.
En declaraciones a los medios tras colocar junto a los progenitores del fallecido una corona de flores en un busto situado frente a la entrada principal de las dependencias de la Guardia Civil, Labrador reconoció el trabajo que desempeñan los miembros de las Fuerzas Armadas y de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado a la hora de defender «nuestros derechos y libertades».
La fuerza del Estado de Derecho. Respecto a la situación que vive en estos momentos España tras el alto el fuego anunciado por ETA hace ya más de tres años, el delegado apuntó que el cambio no se ha producido porque la organización terrorista se haya convencido del valor de la democracia y porque haya cambiado sus valores éticos y morales, sino que está motivado «por la fuerza del Estado de Derecho y por la fuerza y convicción que nos han dado siempre las víctimas, que son las que han marcado el camino y la referencia».
Además, Jesús Labrador quiso diferenciar de manera muy clara a las víctimas y a los verdugos del enfrentamiento terrorista, aseverando que los primeros son «los héroes que han hecho posible ganar esta guerra», mientras que subrayó que los segundos son uno «asesinos» que deben cumplir con las penas establecidas por la Justicia.
Del mismos modo, comentó que los familiares de aquellas víctimas marcadas por los atentados terroristas «deben tener la convicción de que el Gobierno y la sociedad estamos todos con ellos», ya que, a su juicio, «son el mejor ejemplo del a historia de nuestra democracia».
Lágrimas en el recuerdo. Al término del acto, el delegado del Gobierno en la región estuvo charlando con los padres de José Ángel de Jesús Encinas, quienes relataron a Labrador la trayectoria de su hijo en la Guardia Civil hasta aquel fatídico día del mes de agosto de 2000 en el que una bomba lapa colocada en un coche patrulla acabó con la vida del joven de 22 años y de su compañera, Irene Fernández, de 32.
Con lágrimas en los ojos, el padre de José Ángel, José de Jesús, señaló a los medios que la muerte de su hijo «no se olvida», aunque subrayó que tanto él como su esposa se sienten «muy orgullosos» de cada homenaje recibido por el fallecido guardia civil en Talavera y en varias localidades de la comarca.