Bárcenas hace temblar al PP

Pilar Cernuda
-

Cospedal ha dado instrucciones a la actual tesorera, Carmen Navarro, para que revise con lupa las cuentas del partido en los períodos en que su predecesor estuvo al frente de ellas

Bárcenas hace temblar al PP

Un chantaje. Diferentes miembros de la dirección del PP pronuncian la palabra chantaje cuando se les pregunta por Luis Bárcenas. «Ha llegado a decir que él no nota que gobierne el partido, que continúa la persecución de la Agencia Tributaria y de la Fiscalía. A lo mejor pensaba que Rajoy iba a dar instrucciones a todo el mundo para que dejaran de investigar sus cuentas, pero eso es no conocer a Mariano. Nos está sometiendo a un chantaje: o la Fiscalía deja de investigarle o tira de la manta. Pues que tire, no se va a aceptar este chantaje».

Cuando se conocieron los primeros datos sobre las cuentas suizas del exgerente y extesorero no hubo nervios en la sede central del partido, y la propia Cospedal recordó que Bárcenas había sido «invitado» a dimitir y que se dio de baja como militante en junio de 2010. No había nada que ocultar, advirtió la secretaria general, que en los primeros días actuó con absoluta tranquilidad. Serenidad que se vino abajo cuando en distintos medios de comunicación aparecieron informaciones que aseguraban que Bárcenas había pagado sobresueldos a los dirigentes del partido con dinero negro, en B. Cospedal dio instrucciones a la actual tesorera, Carmen Navarro, de que analizara con lupa las cuentas del partido en los años en que Bárcenas estuvo al frente de la Tesorería, y miembros del PP con despacho en la calle Génova aseguran que Navarro lleva desde entonces encerrada con montañas de papeles que estudia con el mismo empeño con que se prepara una oposición.

«Que cada palo aguante su vela», ha dicho Cospedal a la gente del PP, tras insistir en que «Estamos en un partido que trabaja para defender la decencia». Javier Arenas, por su parte, que como secretario general del PP tuvo a Bárcenas como tesorero, negó de forma tajante que Bárcenas pagara sobresueldos bajo cuerda.

Desaparecida la tranquilidad inicial, en Almería, donde el PP celebró el viernes y el sábado pasados una conferencia sobre política municipal, de lo único que se habló es del caso Bárcenas, de lo que han declarado sus abogados Miguel Bajo y Alfonso Trallero en su gira por diversos medios, y de la credibilidad que puede darse a las acusaciones de los sobresueldos, que niegan tajantemente haber recibido distintos dirigentes de la época de Aznar y de Rajoy.

Ninguna simpatía por él. Hay coincidencia en que desde el mismo día que Cospedal pisó su despacho de secretaria general del partido por primera vez, tras el congreso de Valencia, se vio claramente que no sentía ningún tipo de simpatía hacia Bárcenas, que además la trató con distancia y de una manera que siempre revienta a las mujeres que llegan arriba gracias a sus méritos y a su esfuerzo: un falso paternalismo que daba a entender que Cospedal no podría sobrevivir sin su ayuda, que no sabía cómo debía ser gestionado un partido. Cospedal quiso sustituirlo precisamente porque consideraba que era necesaria una mayor sintonía entre la Secretaría General y el tesorero, pero Rajoy no quiso prescindir de quien llevaba 20 años llevando las cuentas del PP. Destapado el caso Gürtel, en el que el nombre de Bárcenas aparecía en todas las conversaciones y las iniciales L.B. en los papeles comprometedores, Cospedal quiso forzar el cese, pero lo impidió un Rajoy al que no le gusta tomar decisiones en caliente. Y tampoco en frío. Transcurrieron meses antes de que Bárcenas perdiera su puesto.

El tesorero, eterno hombre en la sombra, decidió salir de ella cuando arrecieran las informaciones del caso Gürtel que le señalaban como socio de Francisco Correa en sus negocios con el PP, para el que realizaba múltiples trabajos y gestiones previo pago de comisiones a quienes le facilitaban esos negocios. Bárcenas, aconsejado por amigos, decidió reunirse con algunos periodistas madrileños, columnistas y tertulianos, a los que daba su versión.

Inversiones. Lo cierto es que Bárcenas tenía un buen patrimonio personal gracias a la forma en que había vendido sus viviendas para adquirir otras mejores, gracias también a su vista para invertir en Bolsa y, sobre todo, gracias a sus inversiones en arte, donde contaba con el asesoramiento de un socio que era experto en ese sector. Bárcenas citaba en la cafetería de uno de los hoteles más lujosos de Madrid, nunca en su despacho –aunque todavía era tesorero- y se mostraba como un hombre elegante en la forma y en el trato, que no se inmutaba ante las preguntas más comprometidas y que tenía respuesta para todo. Siempre respuestas que lo situaban absolutamente ajeno a cualquier operación irregular o con tintes de corrupción.

Fuera ya del partido, se retiró de la primera línea hasta que la semana pasada se conoció el resultado de las investigaciones realizadas por la Policía Judicial en Suiza: su patrimonio era desproporcionado para sus ingresos. Sus abogados no tardaron en explicar que gestionaba el patrimonio de varias personas, la mayoría de ellas extranjeras, y las cuentas de esos paraísos fiscales no eran suyas en exclusividad.

Javier Arenas, que fue secretario general del partido, afirma que «jamás se han pagado sobresueldos en Génova, jamás. Las cuentas se han llevado de forma escrupulosa, hasta el punto de que en las dietas para los viajes nos aplicaban el IRPF. No sé si Bárcenas ha hecho algo ilegal, pero desde luego no ha sido en connivencia con la dirección del partido». Niega también que Bárcenas haya mantenido en despacho en la sede central del partido.

En Moncloa no dicen nada, pero están preocupados «No por lo que puedan descubrir, al presidente no le van a encontrar nada turbio porque es un hombre absolutamente escrupuloso con las cuentas y con la legalidad. Pero este asunto enturbia la gestión del Gobierno.