Detienen al presunto asesino de Eva Blanco, 18 años después del crimen

AGENCIAS
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La Guardia Civil arresta en Francia a un ciudadano español de origen marroquí que, según las pruebas de ADN, podría ser el autor de la muerte de la joven, ocurrida en 1997 en Algete

Eva Blanco Puig recibió una veintena de puñaladas, repartidas en la nuca, parte posterior del cuello y espalda, la madrugada del 19 al 20 de abril de 1997. Apenas tenía 16 años cuando desapareció mientras regresaba a su casa situada en Algete (Madrid). Su cadáver se encontró la mañana siguiente en una cuneta a cinco kilómetros de su pueblo, en la carretera que une Cobeña con Belvis del Jarama. Un crimen que, durante 18 años, obsesionó a la Guardia Civil. Hasta que, a media tarde de ayer, la Gendarmería francesa, con información de la Benemérita, detuvo en la localidad de Pierrefontaine Les Varans (Francia) a A. C. G, un ciudadano español de origen marroquí, de 52 años, casado y con hijos, por su presunta implicación en el asesinato y violación de la joven.

Desde que se descubrió el cuerpo sin vida de la joven hasta ayer mismo,  el grupo de Homicidios de la Comandancia regional del Instituto Armado mantuvo abierta  la denominada Operación Pandilla para tratar de esclarecer el crimen, con indagaciones centradas inicialmente en los círculos más cercanos de la víctima, como amigos, familiares y conocidos, si bien los resultados que se fueron obteniendo fueron infructuosos.

En su día, la autopsia no solo reveló que el criminal se ensañó con la víctima después de violarla, sino que sirvió para obtener unas muestras de ADN de un varón que, finalmente, resultaron determinantes para la localización de la persona arrestada en territorio galo. Dos años después del crimen, la denominada Comisión Eva Blanco y el Ayuntamiento de Algete impulsaron la realización de una prueba masiva de ADN para ayudar en las pesquisas, que no habían llegado a buen puerto. Fueron un total de 2.013 los vecinos que dieron su autorización voluntaria para intentar esclarecer los hechos a través de su perfil genético, pero la jueza del caso vetó la prueba masiva.  La instructora consultó a la Fiscalía de Madrid, que no apoyó la iniciativa. Lo consideraba anticonstitucional y, pese a su carácter voluntario, contrario al derecho a la intimidad. Y eso que hasta el Ministerio del Interior guardó una partida de 100 millones de pesetas de la época (600.000 euros) para costear los análisis.

Sin embargo, los investigadores consideraron clave seguir la pista del ADN encontrado en el semen que el asesino dejó en su víctima. El avance de la ciencia en estos últimos años permitió concluir que la secuencia correspondía a un ciudadano de origen magrebí, por lo que se centraron los trabajos en rastrear a todos los ciudadanos de esa nacionalidad residentes en la zona en 1997.

Así se logró cercar al sospechoso que, durante sus años en España, de donde salió en 1999, vivió en Cobeña, aunque tenía residencia en Algete, como su hermano, que continúa allí y que resultó una pieza clave para dar con él. El detenido realizaba portes y albañilería, por lo que podría ser conocido del padre de Eva Blanco, que era gruista. Otra pista fundamental pues el entorno de la cría siempre aseguró que la joven nunca se hubiera montado en el vehículo de un desconocido, ya que, tras sufrir un accidente de tráfico, tenía miedo de desplazarse en coche.