Valor Gallardo

Mario Gómez
-

Santa Olalla celebró un festejo taurino tras cinco años sin ellos llenando los tendidos

Fue en el segundo de la tarde donde Javier Gallardo sorteó un mulato con mucho cuajo y de broncas embestidas. Empezó con ayudados por alto a pies juntos mientras la mole pasaba por su barriga. Gallardo se salía a los medios dejando toreros remates a las series, cuando al llevar la muleta en la izquierda, el airé bamboleó la pañosa y fue quien citó al toro. Javier quedó al descubierto y el de El Ventorrillo lo lanzó por los aires de muy fea manera. Se cebó feamente con el joven novillero y se vivieron momentos de angustia. Despojado de la chaquetilla, volvió asentado a la cara del animal y a base de tocar y tocar fuerte, se fue haciendo con las acomentidas del burel un poco más cerca de tablas. Conexión total con los abarrotados tendidos (cinco años sin toros, son muchos años), mientras que con gallardía y haciendo gala de su valor tragó y fue pudiendo al animal. Buena tanda al natural en las postrimerías antes de una estocada entera de rápido efecto. Dolorido paseó hasta el rabo de un animal que le sirvió para mostrar raza y coraje.

Antes de este capítulo, abrió la tarde con otro voluminoso animal el moracho Ignacio Olmos. Buscó la clase en el recibo de capa y cantó la justeza de fuerzas; no obstante supo administrarle muy bien las pausas. Se quedaba corto el animal y Olmos anduvo despejado de mente y con recursos, por lo que salía airoso de las vicisitudes que planteaba este primero que con un buen pitón izquierdo permitió buenos pasajes al natural. Dejó un cambio de mano muy torero antes de irse a por la de verdad y cerrar con ayudados por alto. Pinchó y solo paseó un apéndice.

No tuvo suerte Jesús Mejías con el novillo que le tocó. Fue sin duda el de menos fondo de un buen envío de El Ventorrillo. Trató de poner todo de su parte, y banderilleó con soltura antes de tomar la muleta. Incierta fueron las embestidas que dio este tercero, y pretendió Mejías al menos todo hacérselo bien colocado. Firmó buenos momentos y tras un pinchazo y estocada algo tendida, paseó las dos orejas.

Dos orejas paseó también Aarón del que cerró plaza, animal noble y de buen tranco al que el novillero pueblano recibió con un vistoso farol de pie y al que dio sitio en la muleta. Consiguió desmayarse por momentos al natural. Tras un primer pinchazo se puso andarín el novillo y llegó a empitonarlo elevándolo durante varios segundos. Dejó media y fue suficiente para salir también a hombros, en una tarde en la que volvieron los toros a Santa Olalla y la afición respondió y disfrutó.