La infección de Teresa Romero, la primera contagiada fuera de África, es, a fecha de hoy, un misterio y parece que lo seguirá siendo. Al menos eso es lo que se desprende de las palabras del director del Centro de Alertas y Emergencias del Ministerio de Sanidad y miembro del Comité Especial creado por el Gobierno para la gestión del ébola, Fernando Simón, quién explicó ayer que «va a ser realmente complicado» tener conocimiento de cómo se produjo el contagio de la auxiliar de enfermería.

«Va a ser muy difícil que tengamos una certeza, tenemos alguna información que circula por ahí que podría aclarar lo que ha pasado, lo que no quiere decir que no haya otros factores de alrededor que puedan ayudarnos a entender por qué paso lo que paso o por qué no se supo antes, pero lo cierto es que tener una certeza va a ser realmente complicado», indicó.

Simón avanzó que, precisamente por este tema, se encuentran en conversaciones con el Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en sus siglas en inglés) de Atlanta y con personal del Hospital de Dallas para discutir situaciones que han podido compartir por haber sufrido ellos el contagio secundario de dos enfermeras. Por el momento, «aunque ellos tienen ciertas sospechas, tampoco son capaces de identificar una causa con el cien por cien de seguridad».

«Sabemos que todos los profesionales que han trabajado con los tres casos que hemos tenido en España están sanos y no han sufrido infección y, por lo tanto, la probabilidad de que sea un problema asociado a los equipos es muy baja, de todas formas se va a hacer una investigación exhaustiva».

Por otro lado, destacó que los residuos virales que puedan quedar, y que mantienen a la auxiliar aislada, «probablemente están neutralizados». Sin embargo, y aunque «Teresa va evolucionando bien», todavía no puede recibir el alta médica.

Bajón emocional.

Por su parte, la sanitaria aseguró tener un «bajón emocional» porque lleva «muy mal» el no poder empezar a hacer una vida «medio normal», según anunció la portavoz de la familia, Teresa Mesa, tras asistir al Hospital Carlos III de Madrid, donde sigue ingresada.

Mesa explicó a los medios que «lleva muy mal» el aislamiento al que todavía está sometida, pese a que se la considera ya curada de la infección después de que diera negativo en el test el pasado martes.

«El hecho de que no pueda salir del aislamiento y que no pueda relacionarse supone un gran peso para ella», señaló Mesa, quien añadió que se siente «débil», con dolores musculares y calambres pero que, aun así, han hecho «bromas» y se han reído.

Asimismo, concluyó que Teresa ha pedido justicia, señalando que se siente «atropellada». Y es que, además del aislamiento, también le ha afectado mucho la muerte de su perro Excálibur.