El entorno de Zocodover denuncia la sobresaturación de marquesinas

J. Monroy | TOLEDO
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Los vecinos advierten que en varios lugares, las mesas y sillas les dificultan el paso, y hasta el paso a sus viviendas, y piden que las licencias hagan compatible el negocio con su vida

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Con el buen tiempo, llega el turismo y a los toledanos les da más por salir por el Casco. Se agrava así  un problema que, no obstante, los residentes en el centro histórico llevan sufriendo ya todo el año, la sobresaturación en algunas zonas de marquesinas de bares. La situación ha llegado a tal punto, que en lugares como Alfonso X los peatones se ven obligados a pasar por la calzada, o que en el entorno de Zocodover los vecinos se lamentan de que la convivencia se está haciendo difícil, porque en ocasiones las meses y sillas les tapan hasta la entrada a su portal.

Por su actividad profesional como guía, Manuel Palencia está acostumbrado a encontrar «lugares de pasos terribles», como el inicio de la Sierpe, donde las terrazas de dos bares estrechan muchísimo el vial, y no permiten el paso de una persona en silla de ruedas, o con el coche de un bebé. También da un repaso a otros «clásicos» denunciados durante años por Iniciativa Ciudadana, como los de Alfonso X, la plaza Barrio Rey o hasta el mismo acceso a este vial desde Zocodover, «que hay veces que está tapado por las meses y las sillas». Pero Palencia tiene el problema en su propia casa. Durante esta semana ha hecho público por las redes sociales su enfado ante las dificultades para acceder a su hogar. Desde hace años, denuncia, las mesas de uno de los establecimientos del Corral de Don Diego le dificultan hasta entrar en su casa. El problema, explica, es que «si tienen sesenta metros cuadrado, ocupan noventa, se ha denunciado por activa y por pasiva a la policía local, y la policía no dice nada, dice que tienen permiso». Ante la falta de respuesta policial, Palencia ha encontrado en las redes sociales al apoyo de muchos otros vecinos del Casco, que no sólo comprenden su problema, sino que lo comparten en entornos muy cercanos.

Muestra Palencia múltiples fotografías que atestiguan las dificultades de paso o la sobreocupación del Corral. La situación ha llegado hasta tal punto, denuncia, que el restaurante ha ocupado hasta un vado permanente, con la escusa de que el propietario le daba permiso. «Pero, como le decía a la Policía, un particular no puede dar permiso de ocupación de la vía pública a otro particular en Toledo, porque un vado no se puede ocupar, no lo puede tapar ni el propio dueño». Si eso no fuera suficiente, el vecino afectado advierte que, para colmo, el restaurante tiene en la calle el ‘ofice’ donde secan los cubiertos o se prepara la comida, con las molestias que eso supone para los vecinos. «Entonces, sacan un capazo con quinientos cubiertos, los vuelcan sobre una mesa debajo de mi balcón y se ponen a secar los cubierto, allí tienen los platos y la comida», se lamenta.

El último capítulo que ha visto Palencia bajo su casa es la colocación de unas mamparas que circundan las marquesinas «con unas fotografías superorteras gigantescas, que también incumplen la normativa».

Barrio Rey. Entre las múltiples respuestas de ha obtenido Palencia en las redes sociales, hay varios comentarios que señalan la sobreocupación que de unos meses a esta parte tiene la cercana plaza de Barrio Rey, llena de mesas y sillas de tres establecimientos hosteleros. Tal es así que varios vecinos, entre ellos uno en silla de ruedas, tienen también dificultades para salir a la calle, o sencillamente para atravesar la plaza hasta la travesía. Desde allí, los residentes denuncian Eel incumplimiento de la ordenanza que establece unos pasos mínimos para los peatones, y que en muchas ocasiones no se cumplen, bien por la instalación de las terrazas, o porque cuando la gente se sienta ocupa mucho más espacio». De hecho, los bares no retiran el mobiliario ni cuando cierran. Allí se queda una barandilla de separación fija y cuando no les cabe todo el mobiliario, a veces se quedan las sillas y las mesas apiladas en la calle. El resultado es que «los peatones tenemos que pedir permiso para pasar», y una  plaza donde antaño jugaban los niños a la pelota, hoy «es propiedad de los establecimientos de hostelería».

No sólo eso, sino que denuncian que los fines de semana la fiesta se alarga hasta altas horas, y la Policía tan sólo dicen que «van a ver si pueden hacer algo». Y en cuanto a la sobreocupación, los agentes dicen que no tienen competencia, «cuando sí tienen competencia en hacer cumplir la normativa, o por lo menos levantar un acta», se lamentan los vecinos.

A pesar de todo los residentes no se oponen a las marquesinas, pero entienden que el Ayuntamiento debería otorgar las licencias buscando que sean compatibles con la vida de los vecinos, «y en esta plaza quizás no quepan tantas mesas y sillas, que seguramente sean las que ha concedido el Ayuntamiento, pero parecen excesivas».

Los mismos vecinos también critican la situación de la calle de la Paz, donde los barriles en la acera y las mesas de un bar impiden el paso de los mayores hasta el centro que allí tienen. También las personas en sillas de rueda tienen que ir sorteando mobiliario, o saliendo a la calzada para poder circular, «y es una calle que se hizo muy bien, y es muy accesible, porque no tiene cambios de altura, es invadida por mobiliario que es prescindible totalmente».

Son algunas cuestiones que Iniciativa Ciudadana lleva años denunciando en la Junta de Distrito Centro. Su portavoz, Hilario Alarcón, ha reflejado los problemas que le han transmitido los socios y simpatizantes. Y entre los «bastantes» lugares problemáticos, coincide en señalas el inicio de la Sierpe, «una calle que en su confluencia con Comercio tiene casi seis metros de ancho, que cubren todo dos terrazas de bares, que dejan sólo cincuenta centímetros de paso en ambas direcciones para los peatones». Igualmente, hace referencia a la histórica terraza de Gregorio Marañón, «que incluso sabotea directamente el poco mobiliario público que quedó, los bancos, poniendo sombrillas delante para que la gente no se siente». Finalmente, destaca el caso de Alfonso X, donde un bar impide el paso en su puerta con material vegetal, e invade por completo la acera de enfrente. La situación es tal, destaca Alarcón, que «cuando llega el verano, desplaza las jardineras y tapa un tercer e incluso un cuarto banco».