«Está bien protestar, pero también hay que actuar»

m.g. | TOLEDO
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El Círculo de Arte disfrutará mañana (22:00 horas) del concierto que ofrece 'The Coup', un grupo estadounidense liderado por Boots Riley, que promete mucha fiesta y no parar de bailar. La formación mezcla punk, funk y hip hop, con letras de protesta

«Está bien protestar, pero también hay que actuar» - Foto: Amelia Kennedy

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The Coup lleva en el mercado desde los años 90, tiempo suficiente para editar muchos discos y muchas canciones reivindicativas. ¿Le queda algún tema político o social por cantar?

Siempre ha habido injusticias y temas sociales por los que cantar. Pero todo se reduce a lo mismo: las clases dominantes y su poder sobre las clases trabajadoras. Son bastantes años, pero las cosas no cambian, las desigualdades se hacen más evidentes y la gente se continúa enamorando, saliendo de fiesta…

¿Cómo ha evolucionado el grupo en todos estos años?

La base sigue siendo la misma. Queremos que cada concierto sea una fiesta y la gente baile y lo pase bien, que de esto es de lo que se trata. Sí que vas añadiendo otros matices musicales pero yo sigo pensando lo mismo. No se trata de etiquetas, un tema puede ser más funk, rock, punk o hip hop, pero al ser negro siempre te etiquetan y terminan diciendo que haces hip hop.

‘The Coup’ promete mezcla de estilos, baile y sentido del humor. ¿Qué más ofrecerá el grupo en su concierto en El Círculo de Arte?

Ganas de bailar y de pasarlo bien, eso es todo. Quien tenga ganas de no parar de bailar saltar y pasar una gran noche del sábado que ni se lo piense. Un concierto es eso, nada más. Una vez leí a un crítico decir que después de ver a ‘The Coup’ se dio cuenta que la revolución debía ser bailada, pues eso.

Punk, funk y hip hop. ¿Una mezcla explosiva para todo tipo de públicos?

Sí ,claro. Somos como los ‘Clash’ mezclados con ‘Sly and The Family Stone’, pero sin cocaína. No estamos cerrados a nada.  

¿Le canta también al Medio Ambiente, seriamente amenazado desde hace años?

Todo está relacionado. Son las grandes corporaciones las que destrozan el medio para su beneficio sin importarles las consecuencias que pueda tener en nuestra existencia. No es que destrocen el medio, se están cargando el mundo, que es una cosa que nos pertenece a todos y nadie nos ha preguntado.

Se puede cantar contra el capitalismo, los bancos o la crisis, pero no parecen temas muy poéticos ni rítmicos en principio.

Se puede cantar sobre todo y todo puede ser poético y rítmico. ¡Mira Bob Dylan!. Está bien cantar sobre esta chica o la otra, pero lo que realmente importa es que despertemos todos de una vez, acabemos con todo esto para que la clase obrera sea la que controle la riqueza que genera.

Boots Riley nunca pierde el sentido del humor en sus letras ni en los conciertos. ¿En parte es una medicina contra la frustración?

No. Hay que tomar los temas con optimismo y tengo esperanza de que todo cambiará. Somos nosotros los que generamos la riqueza del capitalismo, pero si todos decimos basta y nos negamos a seguir por aquí las grandes corporaciones caerán por su propio peso y tendrán que empezar a escucharnos y a temernos.

¿Se siente indignado en general? Es un adjetivo muy popular en España que dio origen al movimiento 15-M.

Sí, claro estoy harto de ver según qué cosas. Nos vendieron que Obama iba a cambiar todo y al final nada, no es más que una marioneta más de las grandes empresas que son realmente las que controlan todo. Está muy bien protestar, pero también hay que actuar. Ya lo dije una vez: Obama debería pedir perdón, dejarlo todo y unirse a nuestra revolución.

Boots Riley sigue fiel a una política de izquierdas alejada del capitalismo actual. ¿Se plantea un activismo político más allá de la música? Por ejemplo, la creación de un partido político similar a Podemos, una nueva formación en España surgida de los movimientos ciudadanos.

No sé, todos los periodistas me hablan de Podemos. Sí he quedado con algunos de sus dirigentes para intercambiar opiniones y poder aprender de ellos cómo se organizan. Es realmente interesante. Es muy interesante intentar llegar al poder para cambiarlo, pero lo importante de todo es controlar el sistema económico, que al final es el que manda. Nosotros somos su riqueza.

El escritor y columnista estadounidense Douglas Rushkoff comentó hace tiempo que el movimiento Ocuppy Wall Street «es un laboratorio para probar nuevas pautas que modelen un estilo de vida diferente» ¿Lo cree así alguien que ha estado tan vinculado a este movimiento?

No. No le conozco ni sé lo que escribió. Pero nunca he sido partidario de hacer juicios de valor.

Su lucha contra el racismo es muy conocida, también su oposición al presidente Obama por no conseguir, entre otras cosas, acabar con la xenofobia en los Estados Unidos. En un discurso en 2008 el presidente comentó lo siguiente: «En un punto muerto racial. Un punto muerto donde hemos estado por años. Nunca fui tan ingenuo como para creer que podemos superar nuestras diferencias sociales en una sola elección, pero tengo una firme convicción que trabajando juntos podemos ir más allá de nuestras heridas raciales y que de hecho no tenemos opción si queremos continuar el camino hacia una unión más perfecta». ¿Qué opina?

El racismo es algo creado –otra vez- por la clase dominante para que nos peleemos entre nosotros. Ellos te dicen que la culpa es de éste que es negro, o de aquel otro… Total para que no miremos realmente dónde está el quid de la cuestión. El problema es que ‘ellos’ son el problema, quieren que nos peleemos entre nosotros para que no miremos más arriba. Obama dirá lo que quiera, pero es más de lo mismo, no es muy diferente de Reagan o Bush.

El racismo sigue muy presente en Estados Unidos y en el mundo a pesar de promesas, leyes, e intentos de integración. En su país además hay cierta tendencia a restar importancia a la problemática y considerar que lo que ocurre es fruto de diferencias culturales y económicas. ¿Qué opina de este tipo de manifestaciones?

No, esto es lo que nos quieren hacer creer. Siempre reciben los mismos, gente de color, inmigrantes y gente sin recursos. No es que la gente de Beverly Hills sea mejor persona, es que ellos ya tienen cubiertas todas sus necesidades. La gente no comete algunos delitos por capricho, se trata de subsistir. Todo se reduce a lo mismo, nos quieren divididos para seguir controlándolo todo.

Las cifras arrojan también bastante luz sobre el problema del racismo. Según un estudio, el 40% de los presos en cárceles estadounidenses son negros cuando constituyen sólo el 12% del total de población. ¿Qué está ocurriendo?

Volvemos a lo mismo de antes. ¡Mira lo que pasó en Ferguson! La policía se piensa que tiene el poder absoluto y su prioridad es ir a por la gente de color. Son como fuerzas de ocupación. Necesitan que haya diferencias, que haya paro, que nos culpemos los unos a los otros. Y desgraciadamente la clase más atacada somos la gente de color. No es que seamos mejores o peores, pero sí los que tenemos menos oportunidades.

¿Decir alto y claro lo que piensa todos los días trae consecuencias, presiones, amenazas...?

Bueno, es algo en lo que ya no piensas. Nos han censurado muchas veces por lo que decimos, no nos ponen en algunos radios… y que más da. También mucha gente me pregunta qué sentí al saber que mi nombre salía en los cables de Wikileaks. Es algo que ya te puedes imaginar, a mí me tiene sin cuidado, digo lo mismo en esta entrevista que ante miles de personas.

¿Ser comunista en un país como Estados Unidos es como ser casi un extraterrestre?

No, creo que hay más comunistas de lo que la gente dice, lo que pasa es que a los medios sólo les interesa sacar a la minoría para que te pienses que estas solo con tu ideología de izquierdas, y esto hace que la gente hable menos. No hay que tener miedo a expresar lo que uno siente.