El diálogo vuelve a CLM para lograr la recuperación social y económica

Susana Jiménez / Toledo
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El Gobierno de Castilla-La Mancha firmaba ayer con los sindicatos, CCOOy UGT, y la patronal un acuerdo marco que servirá para definir las estrategias y actuaciones para conseguir la recuperación

El Gobierno regional, la patronal y los sindicatos rubricaban ayer un acuerdo marco para la recuperación de Castilla-La Mancha. No será la solución, pero sí servirá para marcar las pautas de cómo, a qué ritmo y con quién se quiere lograr esa recuperación social y económica de la región. Un camino en el que el diálogo tiene que volver a ser «marca de la casa», «un valor en sí mismo y sin el que será muy difícil salir de la crisis».
Así lo señalaba el presidente del Gobierno regional, Emiliano García-Page, quien firmaba ayer en Toledo este Acuerdo por la Recuperación Social y Económica de Castilla-La Mancha junto a los secretarios regionales de UGT y CCOO, Carlos Pedrosa y José Luis Gil, respectivamente, y el presidente de Cecam, Ángel Nicolás. A todos ellos les agradecía el paso dado, no sólo como responsables de sus organizaciones, sino también  desde el punto de vista personal, puesto que «en los tiempos que corren, el coraje está en ser dialogante; el firmar requiere firmeza».
Un acuerdo cuyo objetivo no debe ser volver a la situación anterior a la crisis, sino de dejar atrás los errores y los problemas que la maceraron, y recuperar -aunque llevará tiempo- el «músculo perdido».
Este acuerdo debe presentarse así como «una vacuna» contra las causas de la crisis, en el que se tenga en cuenta «no sólo lo que ha pasado, sino qué sociedad queremos dentro de 10-15 años».
Un pacto en el que todo el mundo debe «sentirse incluido», puesto que a los que con esta firma se ponen «a tirar del carro», deberán sumarse «otras muchas organizaciones de todo tipo», precisaba Page, de modo que «nadie se sienta ajeno a la negociación, se alcancen o no acuerdos».
En esta línea, el presidente regional insistía en que este acuerdo tiene que ser «bueno para las empresas, para los autónomos, para los trabajadores y para quienes se encuentran en paro». Sus frutos deben ser un escenario de estabilidad, también para los empleados públicos, pero en el que el objetivo fundamental debe ser que «dentro de cuatro años se cree el doble de empleo que ahora, o lo que es lo mismo, que dentro de cuatro años tengamos la mitad de paro que ahora», precisaba.
 
«No es un todo o un nada». Un acuerdo del que, aventuraba Page, se derivarán «20 decretos y algunas leyes», y si el acuerdo no siempre es posible, «seguro» que se traducirá en «15 o 20 planes específicos estratégicos en distintos sectores».
Sin embargo, y aunque aclaraba que este acuerdo «no es un todo o nada», precisaba que los compromisos recogidos en el discurso de investidura se cumplirán «con acuerdo o sin él», preferiblemente con consenso, pero de no lograrse «el cuándo y el cómo» lo pondrá el Gobierno.
 
Después de las generales. Por otra parte, y aunque en las próximas semanas se constituirán las distintas mesas de negociación, García-Page avanzaba que será complicado que los primeros acuerdos se materialicen hasta después de las elecciones generales.
«Si abrimos este debate es para tomárnoslo en serio», advertía, al tiempo que explicaba que aunque le gustaría que las elecciones de diciembre «no entorpecieran» este proceso, «no hay que ser ingenuos», y hay que contar con que las primeras medidas no se acotarán hasta «después de las generales».
 
Institucionalizado.  Por último,  hacía  referencia a los pactos que englobará este acuerdo, entre los que destacaba el que derivará en un nuevo Estatuto de Autonomía que «institucionalizará» el diálogo social. Será «una obligación estatutaria», no dejándolo «al capricho del político de turno».
Finalmente, García-Page apostaba por «ir todos de la mano» para poder «llegar juntos a la meta».