Un duelo que también se jugó en las gradas

D.P.
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Unos 3.000 aficionados, 2900 del CF Talavera y un centenar del CDToledo, asistieron en la tarde de ayer al Municipal El Prado para disfrutar de un derbi tenso que contó con un despliegue policial de 30 efectivos

Un derbi entre CF Talavera y CD Toledo da para mucho y no todo se limita a la actuación de los futbolistas sobre el terreno de juego. El ambiente antes, durante y después del partido es diferente al de cualquier otro encuentro y eso mismo se pudo comprobar desde minutos antes de dar comienzo el choque. En las taquillas del Municipal El Prado se agolparon centenares de aficionados para adquirir sus localidades, una circunstancia que finalmente se tradujo en que el feudo talaverano registró su mejor entrada de la temporada con 3.000 espectadores.

La tensión entre las dos aficiones es ancestral, y para evitar cualquier tipo de incidente se organizó un despliegue policial que contó con 20 agentes de la ciudad  a los que se sumaron otros diez de la Unidad de Prevención y Reacción de Toledo. Ellos se encargaron de velar  por la seguridad de todos los asistentes al campo y, salvo los habituales insultos y burlas de una y otra afición, el choque se saldó sin ningún incidente reseñable.

Los ultras de uno y otro equipo se sentaron en la tribuna de la avenida Juan Carlos I pero cada uno en una esquina. La zona delimitada para la afición verde estuvo acordonada en todo momento por  los agentes que impidieron cualquier cercanía entre una y otra afición de más de veinte metros. Cuando ya se habían disputado 25 minutos del choque, hicieron su entrada en el estadio los aficionados del CD Toledo. El retraso fue debido a que el autobús en el que viajaban un centenar de ultras verdes fue detenido en una gasolinera antes de llegar a Talavera por los agentes de la Policía Nacional y éstos procedieron a registrar, uno a uno, a todos ellos para evitar que llegasen a la ciudad con armas blancas y objetos contundentes que pudiesen utilizar en una reyerta.

Los agentes no solamente tuvieron que encargarse de custodiar a los seguidores del club visitantes, sino que también hicieron lo propio con el técnico del Toledo. Éste, sancionado con dos partidos tras su expulsión la pasada jornada, siguió el encuentro desde  una de las cabinas de prensa que se encontraba entre los ultras de las dos aficiones. Un lugar en el que también tuvieron que dejarse ver los miembros de la Policía Nacional.

La tarde era estupenda para la práctica del fútbol y en la grada se respiraba muy buen ambiente con los seguidores talaveranos marcando el compás. Sin embargo, muy pronto uno de los dos linieres la caldeó al anular un el gol de Víctor Martínez. La afición la tomó con el asistente y más aún cuando en los minutos 35 y 36 el Toledo ponía tierra de por medio con el 0-2.  Los aficionados visitantes celebraban la victoria momentánea, mientras tanto los blanquiazules empujaban a los suyos con la intención de acortar distancias. Christian Perales lo logró en el 40, sin embargo el asistente nuevamente levantó el banderín.  Esta nueva decisión en contra de la parroquia local despertó una inquina que duró todo el choque.

Tras la reanudación, el penalti y la expulsión de Víctor Martínez  encendieron nuevamente a unos aficionados que pasaron a dirigir sus críticas a sus oponentes. A partir del minuto 65 la cabina de prensa en la que se encontraba Onésimo fue reforzada por los agentes de seguridad y el cordón policial  que separaba a ambas aficiones. Una seguridad que evito que sucediese algún incidente.

Con el 0-4 muchos aficionados talaveranos se marcharon y los insultos e improperios se dirigieron al trío arbitral. El colegiado y los asistentes se marcharon tras mantener una acalorada discusión con uno de los empleados del Talavera y ante el mosqueo generalizado de la afición local y la directiva blanquiazul.

Tras el choque, los autobuses de aficionados y jugadores de CD Toledo salieron del campo sin incidentes y bajo control policial.