Más de un centenar de coches clásicos se dieron cita ayer en el Paseo de Sisebuto de Toledo capital con un fin benéfico: recaudar alimentos y fondos para Cáritas Diocesana. El promotor de la idea, Enrique Martín Serrano, agradece la respuesta de los propietarios y explica que la variedad subraya la importancia de todos les vehículos, unos por su categoría y otros porque «evocan la historia reciente cuando la familia entera se montaba en un Seiscientos para ir a la playa».
Martín agradece a todos el desplazamiento, muchos levantándose a las siete de la mañana y cargando de gasolina, «que gastan mucha», para llegar a tiempo de convertir la reunión en un éxito y aportar el máximo de alimentos y de dinero para las familias necesitadas. Se siente «orgulloso, satisfecho y agradecido» por la respuesta a esta llamada.
Javier García Cabañas, secretario general de Cáritas de Toledo, devuelve el agradecimiento y viendo los coches se acuerda de la frase ‘los clásicos nunca mueren’. En Toledo dice que siempre ha sido habitual la caridad y la solidaridad y estos coches recuerdan que cada uno puede entregar algo para ayudar a los demás.
En definitiva el acto trataba de recordar que «personas muy cercanas», vecinos y amigos, lo están pasando mal y esta es «una forma hermosa y creativa de celebrar un acto de amor de quienes han querido colaborar».
colaborar. Cada participante aportó una bolsa de alimentos y los curiosos que se acercaron podían colaborar tomando unas migas solidarias, entregando donativos o participando en la rifa de una bici (regalo de Bicicletas Pina).
Eva Alonso, encargada de la logística, recuerda que hay muchas personas pasándolo mal y que echar una mano compete a todos porque hoy los que reciben son unos pero mañana puede le puede tocar a los demás. Por eso hace un llamamiento a ser solidarios los 365 días del año.
Entre los visitantes de la muestra se encontraba Jesús Labrador, delegado del Gobierno (ayer no ejercía como candidato a la Alcaldía) que sólo quiso subrayar que «la solidaridad merece la pena» y que con la reforma del Gobierno ha aumentado un 13% el destino del IRPF para fines sociales, que en la región se traduce en 9,3 millones de euros por marcar la casilla en la declaración de la renta. Según sus datos, Cáritas recibe 2,3 millones (un 44% más) para realizar su trabajo desinteresado.