Rajoy llegó, vio y clausuró. Le llevó una hora cerrar la Convención Nacional del PP. Para ser exactos, fueron 59 minutos de discurso en el que defendió una idea por encima de todas: la situación económica ha dado un giro «de la noche al día» y, aunque falta mucho por hacer, el PP es el único partido que garantiza la estabilidad que necesita España para completar el trabajo frente al «populismo» de Podemos y la «incompetencia y frivolidad» del PSOE.
El presidente del Gobierno central fue muy claro al respecto. «No veo ningún proyecto alternativo viable al PP ahora en España», dijo. El PP, añadió, es «la única garantía de no volver al pasado o hundirnos en la incertidumbre». «¿Qué ofrecen unos y otros? Nada, absolutamente nada».
Al PSOE le acusó de «dejar España arruinada» y dedicarse a dar titulares en lugar de «cuadrar las cuentas de vez en cuando». Según el líder del PP, pensar en lo que hubiera ocurrido en España estos tres últimos años si hubiera seguido el Partido Socialista en el poder «sirve para apreciar lo que hemos logrado y lo que se puede perder».
Podemos tampoco es una alternativa a los populares, según el gallego, porque «los extremismos nunca han traído nada bueno». Los problemas, insistió, «no se resuelven con palabras mágicas ni conjuros caribeños, ni con radicalismo o demagogia».
Es por eso que, a juicio del presidente, el PP es el único asidero firme, y «no podemos jugarnos nuestro futuro y el de nuestros hijos a la ruleta rusa de la frivolidad, la incompetencia o el populismo».
CORRUPCIÓN. El jefe del Ejecutivo defendió también que, aunque «queda mucho por hacer», la situación económica ha variado de la noche al día, y todos los españoles «comienzan a sentir que ha cambiado». Si en 2011 parecía que «nos hundíamos sin remedio», ahora estamos «pisando tierra firme» y avanzando a grandes pasos.
El PP, añadió el mandatario, no puede consentir «bajo ningún concepto» que los casos de corrupción oculten «el cambio hacia la prosperidad» que, a su juicio, es «lo más importante» que ha ocurrido en España en estos tres años.
A este respecto, el inquilino de La Moncloa argumentó que su formación ha reconocido sus «errores» en muchas ocasiones, y que «algunos de los nuestros» no han estado a la altura. Pero defendió que el Partido Popular ha intervenido «sin dudarlo» contra los corruptos dentro de sus filas porque en España «no hay impunidad, las instituciones funcionan y las irregularidades se sancionan».
Por otra parte, el jefe del Gobierno fue muy crítico con los adelantos electorales de Cataluña (ya anunciado) y Andalucía (podría proclamarse hoy). Según dijo, en ambos casos, persiguen «fines partidistas» que responden al interés propio y no al interés general. Así, en opinión de Rajoy, Susana Díaz lo hace para evitar que la situación empeore y Artur Mas porque cree que «puede mejorar sus apoyos.
Respecto al caso catalán, advirtió, además, de que después del «simulacro de referéndum», se nos anuncia una imitación de «elecciones plebiscitarias» que son un subterfugio para saltarse la legalidad.
En este sentido, dejó muy claro que el Parlamento que resulte elegido tendrá exactamente las mismas competencias que tiene hoy, por lo que las elecciones «no pueden ser y no serán un camino hacia la fractura de España».
BAJAR IMPUESTOS. El presidente del Gabinete central aprovechó también su intervención para asegurar, como ya adelantó ayer el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que en 2016 volverán a bajar los impuestos en España, y si las cosas siguen así, se podrá «avanzar más y más deprisa» en esta misma línea.
Además, Rajoy pronosticó que este año se crearán muchos más de los 430.000 empleos netos que se lograron en 2014, de tal forma que entre el año pasado y éste, habrán creado en el país un millón de puestos de trabajo. «No tengáis miedo ni reparo en decirlo», pidió con rotundidad a los militantes.