El juicio de la vergüenza

AGENCIAS
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En 2011 la sociedad gallega se despertaba con la noticia de que el Códice Calixtino, uno de los manuscritos medievales de más valor de la Catedral de Santiago, había desaparecido

El juicio de la vergüenza

 
En los primeros días de julio de 2011 la sociedad gallega se despertaba con la noticia de que el Códice Calixtino, uno de los manuscritos medievales de más valor custodiados en la Catedral de Santiago, había desaparecido.
Las primeras investigaciones apuntaban a que el robo se había producido unos días antes y que en él no se había empleado la violencia, sino que el ladrón había accedido al texto abriendo la caja fuerte en la que se encontraba.
Dado el valor del documento, las teorías que circularon durante los meses siguientes apuntaban a una sustracción por encargo orquestado por un coleccionista de arte que habría sacado ya el manuscrito del país y que podría haberlo vendido. Sin embargo, estas teorías se situaron en el punto opuesto de la realidad.
Quien confesó el delito fue Manuel Fernández Castiñeiras, un sexagenario que durante más de 25 años había trabajado como electricista en la Catedral de Santiago y que mantenía una estrecha relación con la basílica.
El documento fue recuperado el cuatro de julio de 2012 en un trastero de su propiedad en O Milladoiro, cerca de Santiago.
Lejos de entrar a formar parte de la colección de algún millonario, pasó el año de su desaparición envuelto en bolsas, en un habitáculo en el que el exelectricista guardaba objetos de diversa procedencia, otros libros de la Seo y distintas cantidades de dinero.
El juez José Antonio Vázquez envió a prisión tanto a Manuel Castiñeiras como a su mujer e hijo, aunque estos últimos salieron de la cárcel pocos días después. Tras cerrar la instrucción en 2013, el ladrón confeso abandonó la prisión el 31 de enero y ha guardado silencio desde entonces alejado de su domicilio en O Milladoiro.
El trabajador de la basílica ha guardado celosamente su silencio en este período y no ha declarado ni siquiera en el juicio previo al que estaba citado la pasada semana. Fernández Castiñeiras debía comparecer en los juzgados de Santiago, sin embargo, tuvo que ser ingresado en un hospital, por lo que la vista tuvo que suspenderse.
 
PENAS. El Ministerio Fiscal le acusa de ser autor de un delito continuado de robo con fuerza, un delito contra la intimidad, otro delito de robo con fuerza y un delito de blanqueo de capitales por los que solicita que sea condenado a quince años de prisión y multa de 300.000 euros.
Según el calendario fijado por la Audiencia Provincial, los más de 60 testigos declararán, en varias jornadas, entre hoy y el próximo cinco de febrero en la Audiencia Provincial de La Coruña con sede en Santiago.
Pero no solo el ámbito religioso ha sufrido sustracciones en los últimos años. Las pérdidas más evidentes han sido las arquitectónicas. Y es que miles de conventos, iglesias, ermitas, monasterios y palacios han quedado totalmente destruidos y en ele olvido.
«En el arte mueble se han perdido muchas más: tallas románicas, tablas góticas, pinturas renacentistas… Todavía están desaparecidos cuadros de Velázquez robados del Palacio Real de Madrid en 1989. En cuanto a manuscritos y documentos, además del Códice Calixtino, fue sangrante el expolio de libros de la catedral de Cuenca, hace unas décadas, con el beneplácito y la complicidad de las autoridades eclesiásticas. Y todos los días se perpetran robos en yacimientos arqueológicos», señalaba, hace unos días José Luis Corral, con motivo de la presentación de su libro El Códice del Peregrino (Planeta), en el que una pareja de traficantes internacionales de obras de arte, son contratados por un millonario francés para realizar un trabajo especial: robar el Códice Calixtino.