Una finca amiga del lince

J. M. / Mazarambroz
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La finca de Mazarambroz cede al proyecto 'Life+Iberlince' su terreno para la suelta de los ejemplares criados en cautividad • Así, ha vuelto el felino a la zona después de 40 años desaparecido

Rafael Finat, conde de Mayalde, calza sin porte de aristócrata unas zapatillas desgastadas apropiadas para caminar por el campo, una camisa de cuadros y un sombrero de ala corta. Conduce un todoterreno que se conoce cada palmo de arena y lleva colgados los prismáticos, siempre los prismáticos a mano para poder divisar las águilas que sobrevuelan sin parar la finca de ‘El Castañar’ de Mazarambroz. Un total de 5.000 hectáreas de paraíso que explota como ganadero y cinegético. También, entre tantísimo campo de encinas, sobresale un cercado electrificado de varios metros de altura. Desde allí, ha contribuido a dar oxígeno al lince ibérico, con esa visión romántica de la naturaleza del abogado que fue.

El conde de Mayalde (Mayalde alude a una población perteneciente a la provincia de Zamora), ha cumplido 57 años y hacía más de 40 que no veía a los linces por la inacabable finca familiar de Los Montes de Toledo. Su padre, José Finat, resolvió recientemente colaborar de manera desinteresada, sin ningún tipo de subvención, con el Gobierno en la reintroducción del lince; por ello, varias sueltas se han efectuado en el cercado electrificado de varios metros de altura, e incluso también a campo abierto. «Está bien que vuelva a haber lince», afirma sin pompa este criador de toros de lidia y cerdos ibéricos en algunos de los rincones de los 5.000 campos de fútbol. Así busca sacar el máximo provecho a una finca que pertenece a los Finat desde hace alrededor de 150 años.

Rafael vio en los años 70 cómo se cazaban linces ibéricos en la finca de Mazarambroz, incluidos por entonces en la categoría de especies cinegéticas. Después, desaparecieron de Los Montes de Toledo sin dejar rastro. Ahora, el panorama ha cambiado y se mima a los ejemplares. Se les cría, se les suelta, se les controla y se les llora en caso de muerte. «El Fomecam y los agentes forestales están muy involucrados», destaca el propietario «por la mucha ilusión en el proyecto».

ver al lince ibérico. Este hombre de campo tiene claro que una de las características del lince ibérico es que prefiere ser huraño con el ser humano. «Alguno hemos visto alguna vez, pero no hacemos por verlos. Hay que dejarlos tranquilos», comenta este ganadero de 57 años fascinado por la naturaleza que tiene a diario a su alrededor. «La naturaleza nunca deja de sorprender por muchos años que uno lleve observándola», resalta durante el recorrido efectuado por la finca de Los Montes de Toledo.

La tranquilidad, junto con la comida, figuran como los requisitos principales para la pervivencia del felino más amenazado del planeta, un dato extraordinario que repiten sin cesar quienes tienen contacto de una u otra manera con esta especie autóctona de la Península Ibérica.

La finca de la familia Finat dispone de un terreno de 10 hectáreas de siembra para intentar seducir a los conejos, el principal alimento de los linces ibéricos en un régimen que incluye también pájaros. «Son territoriales y se van a una zona donde haya comida», precisa sobre una de las características del comportamiento de este tipo de felino.

La finca de ‘El Castañar’ de Mazarambroz, encabezada por un palacio centenario visible desde la carretera que une la localidad de Los Montes de Toledo con Cuerva, forma parte de la Red Natura 2000 en Castilla-La Mancha al estar incluida en el LIC-ZEPA de Montes de Toledo.

Desde hace varias décadas, la propiedad, que se extiende hasta las faldas de la sierra de Mazarambroz, viene colaborando desinteresadamente en multitud de iniciativas de conservación, entre otros varios proyectos ‘Life’. Junto con ella, más propiedades se han volcado para dar el primer acomodo a los ejemplares de los centros de cría.

la producción de la finca. No sólo de lince ibérico vive el conde de Mayalde y su familia, Así como los 29 trabajadores repartidos por las diferentes estancias de la propiedad, las granjas y los cultivos de la finca de Mazarambroz. Los Finat poseen una marca propia de productos ibéricos ‘El Atillo’, y el vino ecológico ‘El Castañar’, con una tirada de 10.000 botellas.

El toro de lidia se incluye entre sus negocios nacidos en ‘El Castañar’, desde que en los años 50, el hierro cogió antigüedad con su debut en Madrid. Recientemente, Las Ventas ha reconocido a Andrés Roca Rey, el valiente torero peruano que ha cortado dos orejas en San Isidro. El coso de Gijón o el francés de Dax aparecen destacados en la nómina de la ganadería.

«Y tenemos unas ovejas muy buenas», remata al respecto Rafael Finat durante el recorrido por la finca. La familia posee también otras propiedades en las provincias de Segovia y Ciudad Real, a donde acude con frecuencia este enamorado de la naturaleza de 57 años, aunque allí sabe seguro que no encontrará linces.