Christie's subasta una Biblia de Toledo

C.M.
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Desde Toledo se avaló su compra para completar su colección. El Sefardí cuenta con un manuscrito iluminado del XIII, una de las páginas alfombradas del Kéter de Damasco y un facsímil de la Biblia de Alba

Christie’s subasta una Biblia de Toledo

Se desconoce en qué manos descansa o en qué biblioteca del mudo reside, ahora, la Biblia escrita e iluminada en Toledo -en 1456- que el pasado 19 de junio salió a subasta en la Galería Christie’s de Nueva York, un manuscrito incluido en el catálogo ‘Bellos libros impresos y manuscritos, incluyendo los americanos’.

Con precio de salida de 500.000-700.000 dólares, y a pesar de que esta Biblia no estaba completa -faltaba el Pentateuco entero, una parte de los Profetas Mayores y otra de los Menores-, el manuscrito podía haber sido de interés para ampliar los fondos del Museo Sefardí o de la Biblioteca Nacional.

Sin embargo, y por no ser la mejor época para entrar en este tipo de adquisiciones, el Ministerio de Cultura declinó la propuesta enviada desde Toledo y optó por no entrar en la subasta. Se desconoce el precio final alcanzado por este manuscrito, pero según las fuentes especializadas pudo llegar hasta el millón y medido de dólares. Sobre su nuevo propietario, y debido a la política de privacidad de la casa de subastas, nada de sabe.

Aunque este manuscrito estaba algo incompleto y puesto que su conservación parecía adecuada, se avaló su compra porque el Museo Sefardí tiene ya un manuscrito iluminado del XIII, una de las páginas alfombradas del Kéter de Damasco, y un facsímil de la Biblia de Alba, por lo que esta incorporación hubiera completado la colección.

dispersas por el mundo. Atribuida al hijo de Moshé Arragel, el gran erudito judío y coordinador de la traducción de la Biblia Hebrea en España, la obra original estaría compuesta por tres volúmenes, de los cuales este manuscrito sería parte del segundo,  y pertenece a uno de los florecientes talleres que entre el XIII y XV iluminaron y copiaron manuscritos bíblicos de gran calidad que, en su mayor parte, hoy están dispersos por el mundo.

La Biblia subastada se caracterizan por el uso de determinadas marcas (sedarim) que señalan la perícopa o porción de texto que se debe leer normalmente en un ciclo litúrgico hasta finalizar la lectura completa de la Torá. Esta división se rige por dos tradiciones, una de origen babilónico, en la que la lectura total del ciclo se realiza en un año y otra palestiniense, en la que la lectura se completa cada tres años; el uso de estos indicadores trianuales es típico de los talleres toledanos.

Y puesto que desde el siglo XIII al XV Toledo y Burgos fueron los centros judíos más destacados en la Península Ibérica, por el número y la calidad de los manuscritos hebreos, en Toledo se documentan al menos dos talleres en época medieval.

El de la familia Ben Israel y el de la familia IBn Merwas, que copian e iluminan algunas de las Biblias más conocidas desde la de ‘Marsella’ al ‘Keter de Damasco’. Mención aparte, en relación con los talleres toledanos, merece el encargo (en 1422) al rabino de la comunidad de Maqueda, Moisés Arragel, de una Biblia muy especial, conocida como la Biblia de Alba y cuyo original se atesora en el Palacio de Liria.

En 1422 Luis de Guzmán, Gran Maestre de la Orden de Calatrava, en un intento de fomentar el entendimiento y la tolerancia entre cristianos y judíos, encargó una traducción de la Biblia Hebrea al castellano con comentarios rabínicos, siendo una de las traducciones más completas de la Biblia Hebrea a una lengua vernácula en la edad Media. Incluso las ilustraciones de los manuscritos iluminados contienen motivos e imágenes tomados del Midrás y de la tradición exegética judía.

Todas estas Biblias iluminadas en Sefarad entre los siglos XIII al XV transmiten la idea de que los libros ocupan en la sociedad judía de la Península el lugar de un ‘santuario sagrado’ y auténtico ‘Templo’ que como el original, destruido en época romana, protege a la comunidad en los tiempos de expiación y de intolerancia, muy característicos del mesianismo judío medieval. Estas Biblias eran una fuente de ‘poderes especiales’ y daban un importante valor social a los mecenas judíos que las encargaban, pues no sólo se protegían a sí mismos, sino a toda la judería.

La Biblia Hebrea, que difiere en contenido y organización de la Biblia cristiana, responde al acrónimo judío de TaNaKh, que resulta de usar las iniciales de sus tres secciones: Torá o Pentateuco, Nevi,im o Profetas Mayores, y Ketuvim o Profetas Menores, que también recoge los Hagiógrafos, o los Escritos(Job, Proverbios, Salmos). En los colofones de las Biblias Hebreas medievales aparecen otros nombres para denominar la Biblia o sus secciones, uno de los más frecuentes es ESrim ve Arba o Los Veinticuatro en referencia al número de libros que contiene la Biblia Hebrea. En este caso en los manuscritos que salieron a subasta en Nueva York se recogen los ‘libros’ desde Reyes a Malaquias.