El Sevilla está en la final

AGENCIAS
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El Celta no logra sorprender a un conjunto hispalense que sufrió hasta el gol de Banega

El Sevilla jugará la final de la Copa del Rey ante el Barcelona al empatar ayer (2-2) en el campo del Celta de Vigo, en un vibrante encuentro marcado por un gol vital de Éver Banega a poco más de media hora de la conclusión.

El equipo gallego realizó un ejercicio de dignidad y, a pesar de perder 4-0 en el duelo de ida, buscó la épica y alimentó sus sueños con sendos goles de Iago Aspas. Pero el mediocentro argentino asestó un golpe definitivo con un gran tanto y, a tres minutos del final, Konoplyanka hizo las tablas.

El choque siguió el guión más o menos previsto. El bloque celeste se fue arriba con todo para intentar la proeza y el cuadro hispalense vivió resguardado a la espera de cazar un contraataque o una acción individual para sentenciar la eliminatoria.

La insistente lluvia añadió épica al esfuerzo de ambos conjuntos. Nadie se guardó nada a pesar del resultado de la ida. La primera ocasión clara fue de los visitantes, con un remate de Krohn-Dehli, que llevó el susto a la hinchada local. El equipo gallego siguió con su plan, que fue llegar por los costados con una presión casi suicida. Echó de menos, cómo no, la inspiración individual de un jugador tan importante como el lesionado Nolito.

El comienzo de la segunda parte fue vibrante. Los de Berizzo sometieron a los de Emery a un acoso intenso y aumentaron su ventaja con un nuevo gol de Aspas, que empujó a la red un mal rechace de Sergio Rico.

Balaídos entró en ebullición, pero Banega congeló el infierno con un magnífico gol a los 57 minutos. El argentino marcó con un disparo que dio prácticamente la clasificación al conjunto visitante.

Los vigueses todavía tuvieron una oportunidad de intentar pelear el pase. Tres minutos después del gol andaluz, dispuso de un penalti, pero Guidetti estrelló el balón en el palo. Demasiadas malas noticias acumuladas para el valiente equipo del ‘Toto’.

La lluvia continuó y los charcos comenzaron a aparecer en todo el terreno de juego para dificultar todavía más las acciones de los jugadores, que hicieron un enorme esfuerzo. Sin embargo, todo fue más cómodo para el Sevilla, con el ánimo que le daba sentirse como equipo finalista.

El bloque local siguió aplicando orgullo hasta el final ante los de Emery, que, a tres minutos del final, Konoplyanka completó una gran jugada de Vitolo y selló las tablas definitivas.

El equipo del Nervión jugará su primera final de la Copa del Rey desde 2010, cuando conquistó el trofeo al ganar 2-0 al Atlético de Madrid.