La crecida del río Ebro obliga a evacuar a 1.500 personas

Agencias
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Los vecinos de los municipios zaragozanos de Boquiñeni y Pradilla son trasladados a un polideportivo para pasar la noche después de que el agua superara los ocho metros de altura

 
Pueblos aislados y vecinos desalojados, carreteras cortadas y más de 20.000 hectáreas anegadas hablan de la extrema situación de alerta por la que está pasando Aragón. Ayer fueron desalojadas unas 1.500 personas en las localidades zaragonas de Boquiñeni y Pradilla por la crecida del Ebro. El río bajaba descontrolado por la provincia de Zaragoza, con una altura de más de ocho metros y un caudal cercano a los 2.400 metros cúbicos por segundo. La crecida, la cuarta en apenas unas semanas, es excepcional, aunque similar a la que causó numerosos daños en 2003.
El servicio de Protección Civil y Seguridad del Gobierno de Aragón decidió la evacuación forzosa de los vecinos que aún permanecían en Boquiñeni por el incremento del caudal a su paso por la localidad. Allí viven unas 950 personas y, según informaron fuentes del Gobierno de Aragón, por la mañana parte de los vecinos abandonaron voluntariamente el municipio y por la tarde se decidió la evacuación forzosa del resto.
Las mismas fuentes indicaron que hubo margen suficiente para hacerlo con serenidad y seguridad, ya que aún quedaban horas para que el agua siguiera subiendo, mientras la Guardia Civil recorría con vehículos la población para advertir a los vecinos del desalojo forzoso. Fueron trasladados al pabellón municipal de la localidad de Luceni, salvo los que decidan alojarse en viviendas de familiares o amigos, y la mayoría lo hará con medios propios, aunque la Comarca de la Ribera Alta, en coordinación con el 112, ha dispuesto autobuses para quienes los necesiten. Además, si fuera necesario, habrá disponibles ambulancias para trasladar a personas con movilidad reducida.
El Puesto de Mando Avanzado del operativo del 112 SOS Aragón se trasladó de Boquiñeni a Luceni, desde donde se seguirán coordinando las labores de vigilancia y protección de las localidades afectadas por la crecida, con especial atención a Pradilla, Boquiñeni y Cabañas de Ebro, que es el siguiente pueblo al que tiene que llegar la cresta de la avenida.
Los habitantes de Boquiñeni y Pradilla fueron los primeros en ser desalojados de sus viviendas, los primeros a petición de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ante el riesgo de que se rompa una mota de contención del río, y los segundos, como medida preventiva. 
La crecida del Ebro, la mayor desde 2007, cruzó entre el pasado jueves y el viernes Navarra, donde causó una inundación histórica con unas 20.000 hectáreas afectadas, pero sin daños personales y donde cuatro localidades continúan en alerta, y aunque entró ayer en Aragón, con mucha fuerza, fue menor a la esperada. Estaba previsto que llegara a Zaragoza durante la madrugada de hoy con un caudal de entre 2.000 y 2.200 metros cúbicos por segundo, que se mantendrá 48 horas.
 
MANEJO DE LOS CAUCES.  Por su parte, la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) criticó «la irresponsabilidad en el manejo de los cauces de los ríos», dado que «la situación que se está viviendo en la ribera del Ebro no es nueva en estos últimos años». 
 La organización señaló que los agricultores y habitantes de la ribera «ven en demasiadas ocasiones como el Ebro deja su cauce y anega los campos de cultivo y viviendas, causando graves pérdidas y poniendo en riesgo sus vidas».