El pasado 10 de abril murió en Madrid Manuel Casamar Pérez, que dedicó su larga vida con pasión al aprendizaje y magisterio del patrimonio histórico español.
Licenciado en Filosofía y Letras por la Universidad Complutense de Madrid, pronto se encamina al estudio del arte de la mano de su maestro Manuel Gómez Moreno. El Museo de la Alhambra, el Instituto Valencia de Don Juan, una larga estancia en El Cairo y los viajes a Oriente completaron su formación en el inmenso mundo de las producciones cerámicas, en especial las islámicas.
Su vinculación profesional con Toledo arranca en los años setenta con la dirección de la Fundación Vega-Inclán, responsable en Toledo de la que fue Casa del Greco. En 1988 participa como fundador en la constitución de la Real Fundación de Toledo, de la que ha sido uno de sus patronos más activos. A Toledo ha dedicado lo mejor de su valía intelectual, lo que completó generosamente hace unos años con la donación a la Diputación Provincial de la excelente biblioteca que ha atesorado a lo largo de su vida dedicada al estudio. Esta muestra de generosidad ha sido una constante suya, pues son muchas las instituciones que han recibido piezas selectas donadas por él. Por todos los méritos expuestos en el año 2003 se le otorgó la medalla al Mérito de las Bellas Artes en su categoría de oro, del Ministerio de Cultura. Y en 2011 fue premiado por la Real Fundación de Toledo, por su extraordinaria contribución al Patrimonio Histórico Español.
Los museos han sido su principal dedicación profesional. Descubrió su pasión por la arqueología y el arte, y en particular por la cerámica, durante sus estancias en Granada en los años 1955 a 1957, tiempo en que tuvo el privilegio de trabajar en la Alhambra. En 1958 pasó a formar parte del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, ejerciendo como primer destino el puesto de director del Museo Arqueológico de la Alcazaba de Málaga, ciudad en donde siguió desarrollando su carrera profesional, como director del Museo Arqueológico Provincial y del Museo Provincial de Bellas Artes. Su labor, acrecentando las colecciones y exponiéndolas con innovadores programas museográficos, acreditó su alta capacidad profesional.