Ante la dificultad para mostrar mi agradecimiento a tanta gente he decidido expresarlo a través de los medios de comunicación a quienes tengo que agradecer, y mucho, el tratamiento dado a mi marido durante su enfermedad. Les agradezco su respeto y cordialidad. 

A RTVCM y en su representación a D. Ignacio Villa por el video homenaje a Gonzalo. Mi agradecimiento a los periodistas JJ, Carmen, Blanca, Peña, Chani y a todos los que no conozco. ¡Gracias!

Mi agradecimiento a esa segunda casa que fue para mí el hospital de día, a todas las enfermeras. En mis oraciones siempre estaban presentes todos los enfermos y siempre lo estarán. Te agradezco sobre todo a ti Diana tus palabras de ánimo que me han reconfortado cuando me surgían las dudas de si lo estaba haciendo bien. Tus palabras «Pilar no lo has hecho bien sino muy bien», no sabes lo que me consuelan ante las críticas e incomprensiones de algunos. 

A todos sus compañeros médicos del hospital tanto de urgencias como de planta, gracias por vuestra preocupación e interés. Gracias también a sus compañeros del ambulatorio con quienes compartió 30 años de profesión y a ti Manolo por hacerme llegar, a través de tu mujer, la última conversación que mantuviste con Gonzalo y que refleja su testimonio de vida: «Que había tenido una vida plena, que su profesión le hizo feliz y realizado. Que a su mujer y a sus hijos se lo había dado todo y todo, sin faltarle nada, lo había recibido. Que la vida le había regalado el sueño cumplido de ser alcalde de su querida ciudad, que se consideraba un hombre pleno y que se encomendaba a Dios porque podía irse de esta vida colmado de vivencias. Que el tiempo que Dios le concediera era un regalo». 

Mi agradecimiento a todas las enfermeras y auxiliares de medicina interna por hacerme tan llevaderos sus últimos días. Nunca os lo podré agradecer lo suficiente. Gracias Adolfo, Antonio, Maribel. Y a ti Fernando, ¡qué decirte! Su compañero, su amigo, su hermano, como él decía. Siempre a su lado hasta el final. Nunca tendré palabras para agradecerte lo que has hecho; «nada que él no hubiera hecho por mi», me dijiste. Gracias, gracias, gracias, ¡mil gracias amigo!

Gracias a todos los funcionarios del Ayuntamiento y de todos los organismo autónomos por vuestro cariño y por tratarme como uno más de vosotros sin conocerme. 

Gracias a todos los concejales y a su Soleto, su niña, por no dejarme sola ni un segundo, ni antes, ni ahora. Habéis sido su equipo, sus amigos, habéis compartido momentos muy buenos y malos con él, pero ya sabéis lo que os pidió cuando cinco días antes de morir os reunió para despedirse y daros sus últimas recomendaciones para que el trabajo que ya estaba hecho se concluyera. Siempre estuvo pendiente de todo, nunca dejó de ocuparse de nada, por eso sabiendo que ya se iba os dijo: «Y ahora a trabajar, a trabajar y a trabajar por Talavera y terminar el trabajo que yo no voy a poder hacer». Sé que lo haréis porque él sabía que tenía el mejor equipo que podía tener. 

Gracias a la oposición por vuestro respeto. 

Gracias José Julián amigo, amigo, amigo, compañero del alma, su colaborador más cercano, su mano derecha, con quién elaboró su programa de gobierno, su Secretario General con quien fraguó una forma distinta de hacer política. Gracias José. 

A todo el partido por vuestro apoyo, por cuidar de mí y de mis hijos, por ser su amigo, por lo que disfrutó con vosotros. Gracias Vicente, Jesús, Arturo, y Marcial por tu cariño hacia él. Y en especial a ti María Dolores porque sé el cariño y el afecto que le tenías, pero sobre todo por darle la oportunidad de ser alcalde de Talavera. Gracias, mil gracias. 

Y por último a Talavera, la ciudad por la que luchó, por la que se la jugó, de la que hasta en sus últimos días de vida estuvo pendiente, por la que jamás se resignó, aunque algunos pensaran lo contrario. Creo que a él le hubiera gustado que yo, en su nombre, os diera las gracias a todos los talaveranos.

«Soy Gonzalo Lago y he tenido el orgullo de ser el alcalde de Talavera. Gracias».

 

* Pilar Clavero Pineda, esposa de Gonzalo Lago, y Gonzalo y Esther Lago Clavero