Adiós al Bar Toledo

J. Monroy | TOLEDO
-

El histórico establecimiento cierra definitivamente sus puertas, después de cuatro años en la calle Venancio González, donde se trasladó tras la muerte de Enrique Salamanca

jmonroy@diariolatribuna.com

La ciudad pierde una de las señas de identidad de sus últimos cuarenta años. Durante este verano, el Bar Toledo ha echado el cierre definitivo. Finalmente, motivos económicos y la falta de turistas parece que han conseguido lo que no hiciera hace cuatro años la muerte de Enrique Salamanca.

En realidad, lo que ha cerrado ya no es el Bar Toledo original, sino el establecimiento que se abrió hace cuatro años en Venancio González cuando falleció el presidente de los hosteleros. El Bar Toledo de Zocodover lo había montado Plácido Salamanca en los años setenta. Había estado trabajando de camarero durante un tiempo en aquel local, y la postre se pudo hacer con él y comenzar así una importante saga hostelera en la ciudad. Mientras que sus hijos Valentín y Enrique se quedaron en ‘el Toledo’, su hija Sagrario, emprendió también varios negocios con su marido y sus hijos, ‘los Chirones’.

El Bar Toledo, llevado por los hermanos, se constituyó en un referente en plena plaza de Zocodover. Durante años fue con sus altibajos punto de encuentro en la ciudad y referente turístico. Además, Enrique Salamanca se convirtió en el presidente de la influyente Asociación de Hostelería de Toledo.

Fue cuando hace cuatro años murió Enrique, cuando sus hijos decidieron no continuar con el negocio hostelero familiar. El local se alquiló a una franquicia. Pero el Bar Toledo todavía tenía que dar sus últimos coletazos.

Venancio González. Uno de los hijos de Valentín, Fernando, quiso continuar con la tradición familiar y puso el nombre de Bar Toledo a un nuevo establecimiento que abrió en julio de 2011 en la calle Venancio González, justo frente al palacio de congresos. La zona a priori parecía inmejorable, por la cantidad de turistas que subirían por las escaleras mecánicas y los participantes en congresos.

Sin embargo, la nueva aventura ‘del Toledo’ ha durado tan sólo cuatro años. Cerraba sus puertas el pasado 31 de julio, y durante el mes de agosto sus gestores han estado recogiendo. Hoy el local está totalmente clausurado, y ya ha desaparecido hasta el nombre del antiguo establecimiento sobre la puerta. No es el único negocio cerrado en la zona. Unos metros más abajo, también ha desaparecido el bar La Cancela, más moderno, pero también con arraigo en la ciudad.