La lluvia también quiso estar

J.F.
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Como cada año, miles de bargueños y llegados de fuera se dieron cita en la procesión en honor al Cristo de la Sala, que cuenta con el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Regional

Justo cuando el Cristo se disponía a salir empezó a llover, aunque con escasa intensidad. - Foto: Yolanda Redondo

Miles de bargueños y llegados de fuera volvieron a rendir tributo, un año más, a su Cristo, al Cristo de la Sala, en una procesión que por su vistosidad y colorido cuenta con la declaración de Bien de Interés Turístico Regional y que la pasada jornada volvió a confirmar que se trata de un reconocimiento bien merecido. Aunque se vivieron momentos de tensión cuando, justo en la salida del Cristo, empezó a llover. Apenas fueron cuatro gotas, pero los presentes no pudieron reprimir su disgusto.

Los aledaños del templo parroquial bargueño eran un hervidero de gente desde muchos minutos antes de que la imagen comenzara a procesionar, aunque, por encima de los demás, llamaban la atención de las más de 1.500 bargueñas que, ataviadas con su traje típico, esperaban uno de los momentos más importantes del año en el municipio.

Aún con el miedo en el cuerpo arrancó el recorrido, encabezado por las personas que no iban vestidas de bargueñas y bargueños. Los primeros minutos transcurrieron con normalidad, pero poco después de nuevo la lluvia hacía su aparición, aunque el tratarse de poca cantidad, el cortejo siguió con normalidad.

En unas andas a rebosar de flores y con dos ángeles a sus pies, el Cristo de la Sala emocionaba iluminado, una cita que no quisieron perderse los secretarios provincial y regional del PSOE, Álvaro Gutiérrez y Emiliano García-Page, respectivamente, que acompañaron al alcalde, Gustavo Figueroa, por las calles de la localidad.

Fue por primera vez en 1730 cuando el Cristo de la Sala desfiló por las calles de Bargas, entonces de tierra. Antes ya existía la talla, pero no siempre recibió el mismo nombre. Así, cuando la imagen llegó a la localidad lo hizo bajo la denominación de Cristo de la Veracruz, a mediados del siglo XVII.

Pasados unos lustros, la imagen apareció ‘por sorpresa’ en una de las salas del hospitalito anejo a la sala capitular de la Hermandad, un ‘milagro’ que favoreció que desde entonces el Cristo más venerado de Bargas recibiera el nombre, ya para siempre, de Cristo de la Sala.

El paso de los años motivó el cambio de nombre de la imagen, no como ha ocurrido con el traje de bargueña, el mismo siempre, y algunos con decenas y decenas de historia. Tanto es así, que buena parte, la mayoría, de los lucidos en la pasada jornada han ido pasando de generación en generación.

Está compuesto por una falda plisada que se acompaña con un mantón de manila y se complementa con los denominados aderezos, piezas normalmente elaboradas -no en todos los casos- a base de oro y piedras preciosas y que las vecinas suelen depositar durante el año en las cajas fuertes de las entidades bancarias dado su alto valor económico y sentimental. Ayer, como todos los años, fueron miles las mujeres y niñas que se ataviaron para la ocasión para rendir tributo a su Cristo, una talla de mediados del siglo pasado, ya que la original, del siglo XVII, fue destruida durante la Guerra Civil.