La procesión más familiar

J. L. M. / Talavera
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Los Jardines del Prado acogieron ayer una multitudinaria procesión en la que se representó la entrada triunfal de Jesús en la ciudad de Jerusalén

El Domingo de Ramos amaneció algo menos caluroso que el sábado, con cielos cubiertos por difusas nubes blancas que impedían al sol lucirse con plenitud, pero que en ningún caso amenazaban lluvia. Con esta estampa en el exterior dio comienzo en la Basílica de Nuestra Señora del Prado la misa de una jornada en la que la procesión de la Entrada triunfal de Jesús a Jerusalén -más conocida popularmente como ‘La Borriquita’- iba a congregar a miles de personas en los Jardines del Prado.

El oficio religioso, en el que se bendijeron palmas y ramos por decenas para simbolizar después, precisamente la bíblica entrada triunfal de Jesucristo en  la ciudad de Jerusalén, concluyó minutos después de las doce de la mañana, momento en el que ya muchos talaveranos, así como visitantes de otras localidades que se encuentran pasando estas vacaciones primaverales en pueblos de alrededor, esperaban en el exterior del templo. A esa hora el sol ya comenzaba a pegar con algo más de intensidad y el que más o el que menos trataba de buscar una sombra para refugiarse. De hecho, muchos optaron por entrar en la zona ajardinada del paseo del Laurel para ver desde allí algo mejor la procesión y, sobre todo, para sobrellevar de mejor manera el constante incremento de las temperaturas. Y es que los termómetros a media mañana superaron con creces los 25 grados, unos registros estos un tanto desconcertantes para los albores de la primavera.

Mientras se preparaba para arrancar la imagen de ‘La Borriquita’, formada por un talla de Jesús a lomos de un pollino y por otras dos imágenes más secundarais -una madre con indumentaria hebrea y un niño-, en los alrededores de la Basílica del Prado también se pudo ver a algún que otro oportunista que aprovechó la concurrida jornada dominical para hacer negocio vendiendo globos, comerciando con ramas de olivo a un euro la pieza y tratando de distribuir entre la multitud papeletas de alguna cofradía local.

Protagonismo para los niños. El paso, que portaba en el extremo delantero derecho un crespón negro, tomó el exterior de la iglesia poco después de las 12:20 horas, acompañado por los aplausos del respetable y por los sones semanasanteros interpretados por los integrantes de la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús de la Salud, quienes un año más dotaron de armonía al recorrido.

Pero la talla que salió en procesión por primera vez hace ya catorce años no fue la que encabezó la marcha, debido a que este honor recayó en un grupo de niños que con mucho brío portaron a hombros un paso bastante más pequeño dominado por una figura del Niño Jesús ataviada con una túnica de color granate, y que es obra del belenista e imaginero madrileño José Luis Mayo. Y es que la marcha religiosa del Domingo de Ramos en Talavera es sin lugar a dudas la más familiar de todas las que se celebran a lo largo de la Semana Santa talaverana.

Con toda la atención centrada en lo que estaba pasando en los Jardines del Prado, la Basílica de Nuestra Señora del Prado quedó casi desierta, aunque los más tardíos aprovecharon esta circunstancia para rezar ante la patrona e incluso bendecir sus ramos en las pilas con agua bendita que hay junto a las dos entradas del templo.