Sinopsis oficial
Con asombrosa fuerza y aplomo, Sergei Polunin irrumpió en el mundo de la danza convirtiéndose en el más joven primer bailarín de la historia del Royal Ballet. Con 22 años, y en lo más alto de su carrera, abandonó, al borde de la destrucción personal a causa de la fama. Su talento, más que un regalo, fue una auténtica carga para él. Dancer es una mirada sin precedentes a la vida del joven que consiguió que el ballet se convirtiera en viral, transformando la imagen que tenemos de la danza clásica.
La crítica -
Por J.M.S.
Con una estructura habitual de este tipo de formatos: imágenes de su vida y de sus principales actuaciones en escena, testimonios (de conocidos, familiares y de él mismo) y documentos de archivo, además de un formidable montaje, se reconstruye a la perfección la historia del ucraniano Sergei Polunin, una auténtica maravilla de la danza a quien el éxito profesional conseguido tan joven estuvo a punto de destruirle. Porque la parte emocional de Dancer describe cómo el divorcio de sus padres le “rompió“, aunque en este caso fueran unos progenitores muy sacrificados a los que las circunstancias obligaron a dejar solo a su hijo, un niño muy sensible, desde el comienzo de la adolescencia. Esta ausencia familiar, a la larga, supuso que Sergei se convirtiera en un icono del ballet pero también en una persona adicta a analgésicos e, incluso, a los estupefacientes para sobrellevar el peso que suponían sus agotadoras actuaciones. Supongo que a cada espectador le emocionarán momentos diferentes de este documental; a unos la humildad del padre y de la abuela, que salieron de su país natal para trabajar y poder pagar los estudios de Sergei; a otros los pies auténticamente destrozados del joven tras una de sus portentosas interpretaciones. En todo caso, lo que asombra, sea o no entendido en este arte escénico, es la perfección de sus movimientos, de sus saltos y giros, así como la emotividad que impregnaba en todas sus apariciones. Impresionante.